De la pantomima a la ficción
En esta época se aviva la expresión, la simulación y la generosa espontaneidad en casi todas las tiendas políticas y sus adláteres, en búsqueda de los tan preciados votos que pongan a su candidato en la cúspide de las preferencias y -ojalá- más tarde, en el pináculo de la elección.
Las formas tienen mucho que decir. Entonces, no es de asombrarse que se evolucione desde la pantomima a la ficción, o lo que es lo mismo, desde la expresión teatral o cómica exagerada y gestual, a una narrativa más elaborada y basada en personas <<muchos de ellos>> de ficción, sobre todo al tratarse de prófugos y escapistas financiados en tiempos de bonanza, credulidad y corruptelas.
Estas tramas desarrolladas, ciertamente con inventiva inusitada, son capaces de envolver, una vez más, a toda una comunidad de anhelantes y piadosos sujetos que, otra hora se contentaron con alguna migaja y un par de gotas de agua. Y claro, no descansan de gesticular y traer al presente: cánticos, coros, rostros y mensajes de sus tutores y mentores, pues de ellos y de su recuerdo, depende el convencimiento y la expresión final de apoyo ciudadano en el proceso electoral en marcha.
El tik tok está a la orden del día. Es otra forma interesante de llegar, sobre todo a la clase más joven con mensajes que los conmueva o atraiga, para hacer de ellos, votantes de la línea de respaldo duro de una candidatura. Sin mayor reflexión, pero movidas por la teatralidad, las redes sociales están llenas de gestualidad y expresión física, a menudo, acompañada de música y de ser posible evitando los diálogos hablados, utilizando movimientos exagerados y mímica para contar una historia de manera cómica y entretenida.
De esta manera y de a poco, vamos mutando del diálogo y el debate de ideas, al comic y la historieta, como elementos consustanciales a la elección de autoridades.
Prensa, televisión y radio, como medios de comunicación, van quedando relegados a un segundo plano, cuando no, invitados a desaparecer de la escena electoral.
La movilización de las masas y la comunicación gesticular cobran mayor interés y captan voluntades. Lo que no significa que las viejas prácticas de entrega de víveres, gorras, camisetas y chucherías hubiere desaparecido. Siguen vigentes, porque sirven para acercar <<la dádiva y la humillación>> a la esperanza de un pueblo sufrido y carente.
Sin embargo, la transición electoral descrita como “de la pantomima a la ficción” no necesariamente implica evolución. Muchas veces será involución, porque se retrocede en formación de líderes, se disminuye en calidad de candidatos y se incrementa en el sometimiento a las tecnologías, de tal forma que estas, terminan definiendo resultados, con independencia de la expresión de la voluntad popular.
Se va perdiendo la autenticidad, tanto como la cordura. Pocos personajes cuerdos y auténticos, comprometidos con la realidad y con la exigencia nacional, dejan saber sus propuestas coherentes y ajustadas a la época. Los demás, seguramente “evolucionaron” a la ficción, a la inventiva, a la mentira y al engaño. Vale decir, volvieron a sus viejas prácticas.
La vanidad y la petulancia son parte del escenario, porque del suelo al aire, hay un gran espacio para recorrer. La diferencia con la humillad y la verdad, estriba en la forma de hacerlo. Pero el tiempo es escaso y termina a vuelta de esquina; y ese será el verdadero dilema o desafío.
Solo resta ensayar la expresión “dime con quién andas y te diré si serás presidente”. En resumen, cabe preguntarnos ¿con quién debemos caminar?