¿Deberíamos hablar sobre política en hogares e Iglesias?

Columnistas

Nos hemos olvidado algo elemental que debemos saber, que el pueblo, usted y yo, somos los soberanos que ponemos presidentes y autoridades, que debemos elegir que enseñar o no a nuestros hijos. Es urgente un nuevo despertar de la familia y la iglesia, para resistir a las agendas globalitas, todo mundo tiene algo para dar, no esperar en ser un alto burócrata para hacerlo, debemos dejar la pereza, la comodidad y a hacer lo que estamos llamados a hacer, sal y luz en la tierra, no podemos seguir anestesiados con tanta mala actitud de nuestras autoridades. La familia tiene en las manos la responsabilidad de orientar a nuestros hijos sobre por quien votar, mientras que la iglesia debe predicar y socializar la política bajo la luz de la Palabra de Dios, si nosotros no lo hacemos, lo harán los “otros” y nos arrebatarán a nuestros hijos y a la Nación. 

No dejemos que la política sea departida e instruida por el poder político, redes sociales, de la justicia convertida en injustica y sobre todo de los políticos corruptos que han buscado su modus operandi para buscar poder.  La política es una condición natural del ser humano y es buena, por lo tanto, no hay escapatoria para que la familia y la iglesia hablen de la misma, y no caiga en manos de los agentes de la corrupción. Es aterrador como cada uno de nosotros terminamos votando por delincuentes, ateos, verdugos y gente que está en contra de la familia. La iglesia sigue adormecida, a los feligreses siempre nos han dicho que la iglesia no debe hablar de política, ese es un concepto del mismo infierno, por eso se aprovechan los agentes externos para “evangelizarnos” con falsas doctrinas. 

Lo que estamos viviendo en la actualidad es crítico, no lo hemos tomado en serio sobre lo que significa el verdadero arte de la política y el servicio, el amor de muchos se ha enfriado, existen estudios que a raíz de la pandemia el 40 % de los miembros de las iglesias (católica, evangélica, protestante, ortodoxa, etc.,) dejaron de congregarse, el amor se apagó y la búsqueda de Dios desapareció.

La Biblia habla de dos personajes que ante los ojos de Dios no eran perfectos y de polos opuestos: David y Jeroboam, el primero   se acercó a Dios y el otro se alejó de Dios y, sobre todo, pecó contra Dios. Dios no es de izquierda o de derecha, de la vieja o la nueva política, necesitamos encontrar candidatos que se acerquen más al corazón de Dios, por eso los padres de familia, sacerdotes, pastores y ministros del evangelio, debemos hablar de política a nuestros hijos y consiervos, que el temor de Dios descienda sobre nuestras vidas y dejemos el pecado para ser escuchados por Dios.  

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