Decisión innovadora / Fabricio Dávila Espinoza
Decisión innovadora / Fabricio Dávila Espinoza
El pasado 15 de enero, Francesca Di Giovanni fue nombrada por el Papa Francisco para ocupar una de las dos vicedirecciones de la Secretaría de Estado, específicamente la Sección para las Relaciones con los Estados. Este es el cargo más alto ocupado por una mujer en el organigrama vaticano.
La nueva subsecretaria, tiene una trayectoria de 27 años como funcionaria de la Secretaría de Estado; nació en Palermo (Italia) en 1953 y tiene el título de licenciada en Derecho. La Sección para las Relaciones con los Estados se ocupa especialmente del área de migrantes y refugiados; Derecho internacional humanitario; comunicaciones; Derecho internacional privado; condición de la mujer y propiedad intelectual y turismo.
Tras su nombramiento, Di Giovanni, dijo que el Papa ha tomado una decisión innovadora, que representa una muestra de atención a las mujeres, aunque la responsabilidad está ligada a la tarea y a sus capacidades, más que al hecho de ser mujer. El nombramiento le tomó por sorpresa, pero considera que está a la altura de los requerimientos del cargo. Esta decisión, aparece precisamente ahora que están en debate la equidad de género y el rechazo a todas las versiones de violencia contra las mujeres.
En el contexto nacional las cifras que se manejan no son alentadoras. El boletín del Instituto Ecuatoriano de Estadísticas y Censos (INEC) publicado en noviembre del año pasado, trajo una encuesta sobre las relaciones familiares y violencia de género contra las mujeres, que volvió a sacar a la luz un problema sin solución. Cabe decir que esta investigación se realizó por primera vez en el 2011 y volvió a ejecutarse apenas en el 2019. Los datos son vergonzosos: el 64% de mujeres han sufrido violencia total durante su vida y 31% la ha experimentado en los últimos 12 meses. A esto se suma que la mayoría ha sufrido algún tipo de violencia: el 56% psicológica, el 34% física, el 32% sexual y el 16 patrimonial.
Las mujeres todavía son tratadas como personas de menor rango. La decisión tomada por el Papa es un signo de esperanza y un llamado a promover la autoestima y el respeto a la presencia femenina. Es hora de romper el muro de desigualdad y desarrollar el concepto de reciprocidad para superar la subordinación, promoviendo la corresponsabilidad. (O)