Dedocracia en primarias
El pasado fin de semana, ciertos partidos políticos informaron a la ciudadanía quienes conformaran el binomio presidencial y los aspirantes a asambleístas nacionales en las elecciones del 09 de febrero de 2025. Todo esto bajo un esquema de un supuesto consenso dentro de las organizaciones políticas. Decisiones cínicas de los dueños de los partidos, que dejan dudas en su militancia más que certezas.
Existe ironía en el liderazgo político, ya que se jactan de ser democráticos mientras casa adentro los candidatos son seleccionados por los caudillos de siempre y su círculo de lambones aplicando la “dedocracia” que tanto daño ha hecho a Ecuador. Las experiencias pasadas no sirven de nada para los tiranos, y otra vez se equivocan facilitando una plataforma a malos cuadros que no saben dónde están parados y que ni en áreas gremiales, académicas y políticas han resaltado positivamente o se han destacado con logros que beneficien a los ecuatorianos. Estas actitudes solo provocan decepción en la militancia, la cual está formada por profesionales que sí tienen las suficientes credenciales para desempeñar un excelente trabajo técnico y político.
El descaro de burlarse de la militancia les pasará factura en las elecciones del año 2025, porque lo único que han logrado es robar la esperanza de un futuro mejor, la ilusión de encontrar un país que solucione la problemática de falta de trabajo y la paupérrima situación económica actual. ¿Qué esperanza tiene un ciudadano, al encontrar a prófugos del ácido fólico como candidatos?
Todo apunta a que existe una predilección por ciertos actores políticos o intereses ocultos que son secretos a voces donde las candidaturas tienen precio. Lo más seguro es que los salvadores de la Patria no ingresan en la política para perder su patrimonio, y siempre le apuntan a sacar réditos económicos y beneficios personales. El nuevo y viejo Ecuador coinciden en mofarse del intelecto de los ecuatorianos y desangrar las arcas fiscales. Próximamente se escuchará a los autócratas en cada esquina perifoneando la frase: ¡se vende candidaturas! venga… venga… ¿cuánto ofrece? (O)