Demagogia peligrosa / Esteban Torres Cobo
El sueño de algunos políticos es deshacerse del dólar y tener moneda propia. Los más nostálgicos hasta llamaron Sucre al sistema de compensación de pagos entre Venezuela y Ecuador que terminó siendo un fiasco y un negociado terrible para ciertos grupos vinculados incluso al narcotráfico. Es impensable, para estos economistas trasnochados el pensar en sacar adelante un país con moneda externa, peor aún si es la norteamericana, que funciona como un patrón oro a la antigua, impidiendo la emisión de billetes. Aunque, incluso en el poder, se han dado modos para emitir vía Banco Central algo de dinero.
Ahora vuelven a la carga con una propuesta demagógica y peligrosa: la Renta Básica Universal financiada con dinero electrónico. ¿En qué consiste? En que a todos los ciudadanos de la República se les garantice una renta básica mensual, transferida por el Estado a las cuentas bancarias de los ciudadanos en moneda virtual. Para que con esa transferencia mensual, dicen que de 400 dólares, se pague virtualmente todo. Los víveres, la vivienda, etc. Los ciudadanos no necesitarían, sostienen estos eruditos, tener billetes o monedas en su poder sino solo asientos bancarios. Como que se trataran de bitcoins criollos, pero con la notable garantía y control del gobierno de turno, que por supuesto esperan ser ellos.
Si esto no es declarar la guerra a la dolarización desde el primer día de campaña, no sé qué es. Tanto les incomoda el dólar a estos personajes que no esconden ni las formas. Esta es una forma menos drástica y solapada de quitarles los dólares a los ecuatorianos y reemplazarlos con patacoins a la carta. Para que en poco tiempo la economía esté como la argentina o la venezolana, únicos ejemplos reales que encontramos en la región de lo que proponen.
La demagogia es inofensiva en sí misma. La mayor parte de politiqueros la practican. Pero también hay demagogias peligrosas, y ésta es una de ellas. Afortunadamente, ni las Fuerzas Armadas, que puntean siempre los índices de respeto, tienen la aceptación ciudadana como la dolarización. Aprendimos a la fuerza que más valen cinco dólares en la mano que 10.000 sucres en el banco. (O)