Demos lo mejor en la Septuagésima Cuarta Edición de la FFF

Me refiero al distintivo que identifica al buen ambateño al entregar un servicio de calidad y atiende a aquellos turistas extranjeros y nacionales y, dentro de estos últimos los que vienen de otros cantones, los que asisten a nuestra ciudad por estar cansados del juego brusco del “carnaval, con agua, espumantes, huevos, anilina, licor por doquier y demás que se practica en otras ciudades del Ecuador.
La semblanza del “altivo ambateño” debe revelar su presencia al ver a los “viajeros” no como una simple estadística en la que el ingreso debe ser mayor que el gasto para satisfacción de los inversionistas, sino que debe primar aquella faceta en la cual presentamos productos de alta calidad como el calzado de cuero, los cinturones, chompas, artesanías, productos agrícolas y específicamente frutas de temporada, a sabiendas que tendrán acogida con precios al alcance del bolsillo de nuestros clientes.
Cansado ya desde que en ocasiones anteriores, al interior de los mercados se ofertaba el tradicional llapingacho a precios exorbitantes, pudimos darnos cuenta que el cliente al ver costos altos por temporada y en algunos casos un mal servicio, NO reclaman, no dicen nada, simplemente ya no regresan a nuestra ciudad o si es que llegan, piden visitar otros lugares dentro de la urbe.
Tenía pretensiones de ver el desfile y con mi familia queríamos “separar unos puestos” en la calle Cevallos o Bolívar, cuál fue mi sorpresa, que en una tarima ubicada frente a la escuela Teresa Flor, el valor por un espacio en un graderío llegaba a USD 10,00, claro que los había de diversos precios en los alrededores, desde USD 5,00 hasta USD 10,00 dependiendo el sitio.
Solo se me ocurre llamar a la reflexión a aquellas personas que esperan el instante de una festividad que se ha constituido un icono en el Ecuador, cuyo detalle esencial sería el deleite de los visitantes, que al ser explotados, simplemente en otra ocasión explorarán otras ciudades en las cuales los valores por espectáculos gratuitos, realmente no registren costos que le desmotiven dinamizar la economía de la ciudad que ahora más que nunca requiere aclamar las alas emprendedoras de nuestros coterráneos para apuntalar el crecimiento económico. (O)