Desafía tus miedos
La baja autoestima es un tema recurrente en el ámbito de la salud mental y se manifiesta como una valoración negativa y un bajo aprecio hacia uno mismo. Esta percepción impacta profundamente en cómo nos sentimos y actuamos en diversas situaciones de la vida cotidiana. La autoestima está estrechamente ligada a la confianza y al respeto que tenemos por nosotros mismos, y juega un papel crucial en la manera en que enfrentamos los desafíos de la vida diaria.
Una autoestima baja puede hacernos evitar situaciones que percibimos como incómodas o difíciles, reforzando así un ciclo de evitación y autolimitación. Por ejemplo, evitar hablar en público porque nos resulta incómodo puede perpetuar la creencia de que no somos capaces, alimentando un ciclo de inseguridad y autocrítica.
Para fortalecer la autoestima, es fundamental salir de nuestra zona de confort y enfrentar progresivamente las situaciones que nos desafían. No se trata de dar un cambio radical de la noche a la mañana, sino de comenzar con pequeños pasos que nos ayuden a desafiar nuestras creencias limitantes. La clave está en retarnos gradualmente, paso a paso, sin expectativas sobre el resultado. Por ejemplo, si tienes miedo de hablar en público, puedes empezar con intervenciones en entornos más pequeños y seguros, y luego expandir a grupos más grandes hasta que esta actividad se vuelva manejable. No tienes que esperar a no sentir miedo o vergüenza para hacerlo, tienes que empezar a pesar del miedo.
Cada pequeño desafío superado envía un poderoso mensaje interno: «Soy capaz». Esta acumulación de experiencias positivas funciona como una bola de nieve que refuerza la autoconfianza, creando un ciclo virtuoso que gradualmente sustituye el «no puedo» por un «yo puedo hacer cosas difíciles». Enfrentar nuestros miedos, incluso en pequeñas dosis, marca una gran diferencia en la manera en que nos percibimos y cómo abordamos los retos de la vida. (O)