Desfile de candidatos

Columnistas, Opinión

Una vez que ha culminado el plazo para la realización de los procesos democráticos internos en los partidos y movimientos políticos, se observa una gama amplia de pre candidatos a la presidencia de la Republica para un país pequeño como el nuestros en donde si todos se inscriben y cumplen los requisitos en septiembre, serian la friolera cifra de 17 opciones. La Ley Orgánica Electoral, Código de la Democracia en su artículo 95 describe que los requisitos para inscribir candidaturas para presidenta o presidente y vicepresidenta o vicepresidente de la República, se requiere ser ecuatorianos por nacimiento, haber cumplido treinta y cinco años a la fecha de inscripción de su candidatura, estar en goce de los derechos políticos y no encontrarse incurso en ninguna de las inhabilidades o prohibiciones establecidas en la Constitución. Si esto comparamos con los requisitos exigidos para ser servidor público que inicia su carrera de asistente o auxiliar o un asistente en el sector privado, que al menos se les exige título de tercer nivel y dos años de experiencia, en verdad es sumamente básico el nivel de exigencia para un primer mandatario que regirá el destino de 18 millones de habitantes y administrará 35.000 millones de USD al año.

La espeluznante cifra de pre candidatos que rompe récord, no significa una verdadera democracia, al contrario desnuda un ego, individualidad y una enorme fracción, asi el país tendría un candidato presidencial por cada 1 millón de habitantes y que dicho sea de paso el próximo proceso electoral se llevara 92 millones de USD, a cada uno de los ecuatorianos nos costara 5,15 USD las elecciones. El contraste mas escandaloso se visualiza al comparar un símil que se lleva a cabo en los Estados Unidos en donde en un país de 342 millones de habitantes solo habrá 6 candidatos a la presidencia, esto significa un candidato por cada 57 millones de habitantes y con un gasto electoral gubernamental de 2.000 millones de USD, es decir 5,85 USD por habitante, casi igual al gasto electoral de Ecuador, con la diferencia que somos una economía muchísimo más pequeña en todo,  frente al gigante de norte América.

Es necesario y urgente que se reforme el Código de la Democracia, para que el nivel de exigencia para todo tipo de candidaturas sea igual o superior al que exigen para un director departamental o un docente universitario. También se debe revisar que los candidatos sean militantes de esas agrupaciones políticas por algún tiempo atrás, porque los camisetazos, permutas, mutaciones políticas, o el Vitíligo, les hace cambiar de color de una elección a otra al estilo de los futbolistas profesionales o lo que es peor, los partidos políticos de alquiler al mejor postor. Esta triste historia debe cambiar. (O)

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