Diana Salazar, nuestra esperanza

Columnistas, Opinión

Como lo he mencionado en más de una ocasión, el Ecuador tocó fondo hace exactamente dieciséis años, por lo que ya no es posible seguir cayendo. Desde entonces (año 2007) ese tétrico, oscuro y pestilente fondo ha sido nuestro hábitat al que poco a poco nos hemos ido acostumbrando -y no- a vivir, beber y respirar de sus cloacales aguas. Quienes debían hacer los esfuerzos por sacarnos de allí, los últimos presidentes por quienes votamos, apenas lograron sacar sus narices para tomar aliento y mantenerse a flote; el último no pudo más y “murió ahogado”. Ninguno de ellos (incluso el actual) jamás contaron con una estrategia para salir de nuevo a la superficie, siempre trataron, improvisadamente, de subir las humedecidas paredes impregnadas de excremento con sus propias manos y, claro, al primer intento resbalaban. Ninguno (incluso el actual) estuvo a la altura de liderar una idea valiente y arriesgada, llegado el caso solo daban palos de ciego y/o repetían los mismos movimientos torpes e inoficiosos de sus antecesores, alguno (como el actual) traicionando incluso la confianza de millones se volvió cómplice de quienes nos hundieron. 

Bajo esta triste realidad, los ecuatorianos iban perdiendo la esperanza, pensaron que si bien ya no podíamos caer más bajo, lo que nos esperaba era morir en la indignidad de la miseria, la desesperanza y el abandono, dejarnos caer, en resumidas cuentas, en los brazos del temible Socialismo del siglo XXI. 

Sin embargo, la esperanza llegó en el momento más crítico de la criminalidad narcoterrorista en el país, de la mano, nada más y nada menos que de una mujer, negra, madre y joven, atributos que para algún trasnochado podrían considerarse de los “menos meritorios”. Además, inteligente, audaz, honesta y valiente, estos otros endilgados a aquellas personas destinadas a liderar grandes transformaciones en grandes conglomerados. 

La fiscal general de la nación, doctora Diana Salazar, la semana pasada asestó el más duro golpe de la historia al narcotráfico en el país. La operación Metástasis (su nombre lo dice todo) fue un operativo con 75 allanamientos simultáneos en siete provincias en los que se encuentran involucrados jueces, fiscales, policías, abogados, políticos y altos funcionarios estatales. Entre los veintinueve detenidos está Wilman Terán, actual presidente del Consejo de la Judicatura.  

Con todo lo que ha venido haciendo y con este zarpazo en particular, Diana Salazar no se enfrenta a una célula de la narco-mafia, se está enfrentando a toda la mafia en su conjunto: narco-política, narco-judicial, narco-policial, narco-estatal y al narco-terrorismo en general dentro e incluso fuera del país. Por lo tanto, con los antecedentes criminales que son de dominio público y a sabiendas que es de las poquísimas personas en el Ecuador (aparte de Fernando Villavicencio) con el suficiente temple para enfrentarse cara a cara y denunciar al crimen organizado al más alto nivel, nuestra fiscal y su familia deberían contar con fuerte custodia policial y militar 24/7. Así se lo exigimos al actual presidente.  (O)

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