Domesticación mental

Columnistas, Opinión

Como toda la vida hemos vivido bajo una aplicación médica caracterizada por siempre “tomar algo para algo” o ya sea ungüentos, polvos, inyecciones, supositorios u óvulos, el hecho de tener un tratamiento de Acupuntura con finísimas agujas de acero inoxidable y plata que “no tienen nada en la punta” rompe nuestro sistema de creencias (domesticación mental) y nos resulta difícil entender cómo funciona. Surgen entonces ideas como: “Si no tiene nada la aguja, entonces ¿cómo me cura?”. No entendemos que nosotros somos un muy complejo sistema electromagnético y que desde hace cuatro mil años que se viene manejando esta bioelectricidad en países orientales.

Además, nos resulta casi imposible eliminar ese patrón mental de agujas = dolor porque lógicamente todas las agujas que conocemos producen dolor, por ejemplo, las agujas de coser costales, la aguja de la abuela que cose las medias, las agujas de coser a máquina o las agujas de las inyecciones, pero desconocemos las agujas de acupuntura que por su finura y la velocidad de ingreso al cuerpo no se siente dolor y esto provoca asombro en los pacientes que esperaban dolor. Luego de experimentar la acupuntura el paciente suele decir: “Si sabía que no dolía hubiera venidos antes de estar muy complicada mi salud”.

Este completo desconocimiento es muy justificable ya que es una ciencia médica “importada” y como no es nuestra, tenemos muchos temores y mitos, sumemos a esto la característica del ser humano de tener, a veces, pensamientos mágicos, esotéricos, o esos fanatismos religiosos que logran confundir la mentalidad de nuestra gente. Para muestra un botón, recuerdo una paciente que luego de recuperar exitosamente su salud, textualmente dijo: “Dios le pague doctorcito, ya me he curado, pero tengo que confesarle que casi no vengo porque el pastor de mi iglesia me dijo que la Acupuntura tiene que ver con lo satánico”. Habrá que reflexionar lo preocupante que resulta saber que un líder de masas adolezca de tanta ignorancia en nuestra pobre Sudamérica.

Peor aún si analizamos la interacción electromagnética con nuestro entorno, la naturaleza y la salud. Lo que ya se sabía y se investigaba hace miles de años en países orientales, en un giro inesperado, nuestra medicina, en el campo de la investigación biomédica, está captando la atención de científicos de todo el mundo el concepto de electroma una compleja red de señales bioeléctricas que permite la comunicación celular y que ha sido identificado como un factor crucial en el mantenimiento de la salud. Esta red bioeléctrica, fundamental para el funcionamiento de órganos vitales como el cerebro, el corazón y el sistema inmunológico podría ser la clave para nuevas y más efectivas terapias. Nuestras células, a través de un conjunto de canales iónicos y gradientes de voltaje, se comunican mediante señales eléctricas. Esta comunicación eléctrica es esencial para el equilibrio entre todos los sistemas del cuerpo necesarios para funcionar de forma adecuada y mantiene un equilibrio interno estable. Para muchas ciencias y muchas cosas de la vida no es cuestión de creer o no creer sino es cuestión de saber e investigar, pues la eternización de la ignorancia hace que se eternice la pobreza y la mediocridad. (O)

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