Cinco ex Presidentes enjuiciados / Editorial
La corrupción ha extendido sus tentáculos en forma muy dilatada, sin límites geográficos, venciendo todo principio moral, sin el menor escrúpulo de conciencia, sin el más mínimo respeto a la familia; es decir, que este mal del siglo ha sido contagiado entre las naciones, cuyos gobernantes actuaron al margen de la ley y en forma reiterada.
La compañía brasilera Odebrech, en gran parte de los países de Latinoamérica, ha encontrado el ambiente abonado para quebrar principios morales y conciencias débiles, con ofertas de coimas, sobornos y todo tipo de mecanismos ilegales, a través de contratos mañosos y de procedimientos mafiosos, criticables en su totalidad y sin contemplación alguna.
En algunos países las investigaciones han llegado a establecer responsabilidades, no solamente, a funcionarios de cierto nivel administrativo, sino a los propios ex presidentes, que, en su momento, fueron las más altas autoridades de los gobiernos, los representantes auténticos de los pueblos.
En el caso puntual del vecino país del sur, encontramos a cinco ex presidentes enjuiciados por peculado, por asociación ilícita para delinquir, por lavado de dinero sucio y otras figuras delictivas contempladas en la ley. Todo el sistema judicial se ha unido para luchar contra la corrupción y los resultados están a la vista.
Otros países del entorno latinoamericano, entre ellos Ecuador, no han tenido similares resultados. Los fiscales y los jueces actúan con una parsimonia escandalosa, quebrantado sus obligaciones. Es hora de depurar estas dos Funciones. (O)
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