EDITORIAL / Crisis Carcelaria
La crisis carcelaria que afecta al Ecuador parece ser que no tiene visos de solución a corto y mediano plazo. El gobierno se ha visto sobrepasado por los actos criminales que periódicamente se repiten en los principales centros penitenciarios del país y ni las declaratorias de estado de emergencia carcelaria ni los continuos cambios de los directores de la Secretaria Nacional de Atención Integral a Personas Adultas Privadas de la Libertad y a Adolescentes Infractores SNAI han dado resultados positivos.
Por el contrario, los ecuatorianos nos hemos acostumbrado a ver, leer y escuchar en los medios de comunicación, que los delincuentes organizados en bandas criminales denominadas Choneros, Chone killer, Lobos, Tiguerones, y más sub bandas dominan las cárceles y las han convertido en su centro de operaciones, desde ahí planifican sus actividades delictivas en temas como narcotráfico, extorción, sicariato, así como disponen libremente el ingreso de armas, explosivos, licor, drogas al interior de las cárceles y ordenan las actividades delictivas que deben cumplir sus integrantes en las calles del Ecuador.
Desde sus pabellones disponen las masacres y asesinatos de los líderes y miembros de bandas rivales, desgraciadamente en el medio se encuentran ciudadanos privados de la libertad que no tienen relación con las bandas delictivas y se convierten en víctimas colaterales del crimen organizado.
Lamentablemente hasta la presente fecha tanto la SNAI así como los organismos estatales encargados de la seguridad en los centros penitenciaros han fracasado en la aplicación del denominado modelo de gestión penitenciaria, nueve masacres que han dejado como resultado más de 400 asesinatos corroboran que el sistema carcelario se ha convertido en una trampa mortal que, por ahora, solo logra identificar, recoger y entregar cadáveres a sus familiares.