El Terminal Terrestre / Editorial

Editorial

El nuevo terminal de Huachi no está funcionando como se había planificado, a tal punto que existen voces ediles que proponen mantener en pleno funcionamiento el terminal de Ingahurco.

Se ha visto que el flujo de personas y vehículos al nuevo terminal es bajo. La pandemia es una de las tantas explicaciones. Sin embargo, en el fondo, el problema radica en que se construyó una monumental obra física sin haberse estudiado como funcionaría en medio de los serios problemas del transporte sobre todo interprovincial. Con algo más. La ubicación del nuevo terminal, en el extremo sur de la ciudad, no presta facilidades a quienes se encuentran en el extremo norte.

La obra está terminada. Funciona el terminal lejos de las previsiones. Resignarse a que siga así sería un error. Por ello, no parece conveniente que al terminal de Ingahurco se le quiera dar un rol que no está llamado a cumplir.

Se deben hacer todos los esfuerzos para lograr que el terminal de Huachi opere a plenitud. La lección, en todo caso, es clara: cuando sólo se diseña y construye una obra física, descuidando su operación administrativa, la obra queda como un elefante blanco. Que esto no le ocurra al terminal de Huachi. (O)

Deja una respuesta