Inseguridad que asusta / Editorial
Es una pena que, todavía, en nuestro país, se presente altos índices de violencia en calles, donde, no solo en urbes de mayor población, sino también en ciudades, consideradas “tranquilas”, en su momento, han caído en manos de delincuentes y falta de apoyo de autoridades.
Ambato, lastimosamente, ya no es una ciudad pacífica; la delincuencia ha ganado terreno. Robos a domicilio y asesinatos a plena luz del día han sido detonantes para que la gente comience a preocuparse por la seguridad afuera y al interior de sus hogares.
Dueños de locales comerciales comentan que ya no se sienten seguros de vender productos y prefieren cerrar más temprano sus negocios, ya que, en sus espacios de trabajo, se sienten amenazados por la delincuencia.
Estamos viviendo una pandemia delictiva; ni el rico ni el pobre se salva, ya que, la bala a diestra y siniestra, está a merced de antisociales que buscan causar miedo en la sociedad con fines de instaurar una mafia organizada tanto local como extranjera, teniendo una nación desprotegida, sin que la Policía Nacional, pueda actuar con el uso de armas con fines de protección y resguardo nacional.