Nuevo código de ética / Hernán Marcelo Guerrero
El 24 de mayo pasado inauguramos un nuevo gobierno, del cual esperamos mucho como ciudadanos, especialmente dejar atrás la pesada y costosa herencia del correísmo (intromisión en los otros poderes del Estado, corrupción, exceso de gasto público, una burocracia poco eficiente y obesa, etc.), es una oportunidad que no debemos dejar pasar para transformar el país. Y es ahí, que el nuevo gobierno debe asumir importantes retos que los anteriores no lo han querido hacer sea por la decidía o conveniencia (mantener el status quo) del gobernante de turno y que dejan al país postrado en el subdesarrollo.
En lo político, el desafío se cierne en garantizar la gobernabilidad con una gama de actores políticos que han ganado protagonismo (tradicionalmente excluidos), debido a su deseo de poner en discusión su agenda y porque el mismo presidente Lasso adoptó las mismas; lo reflejado días atrás en la Asamblea muestra las dificultades de hacer una nueva política, pues hay un sinnúmero de reformas que pasarán por este poder del Estado y se requiere que las mismas no sean tratadas bajo dogmas e ideologías; sino que prime buscar el bienestar de los ecuatorianos.
De la misma manera el presidente de la República, Guillermo Lasso, estableció mediante decreto ejecutivo, en su primer día de gobierno, las Normas de Comportamiento Ético Gubernamental con medidas como limitar el uso del avión presidencial y ratificar la prohibición de colocar a familiares de hasta el cuarto grado de consanguinidad en cargos del Ejecutivo. La decisión es positiva, pero no basta, afirman, si se quiere concretar un combate real contra la corrupción, una de las principales problemáticas que aquejan al país.
Incentivar las veedurías ciudadanas, transparentar los procesos de contratación y facilitar la actuación judicial ante las sospechas de irregularidades serían muestras más tangibles, Una coordinación eficiente de los órganos de control interno de las instituciones del Estado con la Contraloría, Fiscalía, la Comisión de Fiscalización de la Asamblea y la Comisión Nacional Anticorrupción es otra manera de evitar o filtrar los hechos ilícitos, incluso antes de que se cometan. Y así tratar de combatir la corrupción que nos golpeó en los catorce años pasados. (O)
@abogadohmg