Ego: después el diluvio
Cuando las matemáticas se ajustan en función de la ingrata necesidad de justificar lo injustificable o, para posicionar una descabellada resolución, espuria e írrita, el resultado sirve para enorgullecer espíritus chocarreros (de aquellos chabacanos y de mal gusto) que pululan detrás de las mentiras y que se ilusionan con las desvergüenzas.
No de otra forma se explican festejos altisonantes como cuando “dos votos son mayoría, en un cuerpo colegiado de cinco miembros llamado a resolver y decidir” o, cuando gritos desenfrenados y abrazos cómplices sostienen que vencieron porque “de un total consultado de once preguntas, dos fueron negadas y nueve aprobadas” resultado que no admite prueba en contrario, porque al final 2 siempre serán más que 9.
Bajo esa óptica seguramente dirán que Polit ganó 0 a 6.
Entonces, extraño a mis profesores de escuela y colegio, porque con paciencia y razón me enseñaron no solo las operaciones básicas: sumas, restas, multiplicaciones y divisiones; sino que me habilitaron -de tal manera- que más adelante esas enseñanzas fueron sustento de otros aprendizajes de mayor dedicación y esfuerzo, como el de la lógica matemática y filosófica.
Un tipo de estudio formal y simbólico que comprende la aplicación de técnicas para la construcción y el desarrollo de las matemáticas y al mismo tiempo del razonamiento.
Pero el tiempo, indetenible, de cuando en vez pasa por alto la lógica y aunque no asigna razón al desparpajo y la suposición, les da pie para que cobren vida y se expresen con sonoridad inusitada.
Lo único cierto y motivo suficiente para celebrar, es que a partir del domingo anterior el pueblo ecuatoriano dio un espaldarazo innegable al presidente de la República en su decisión de combatir la violencia y derrotar a la corrupción, la narco delincuencia y el crimen organizado.
Ahora volveremos a manos de la Asamblea Nacional.
Trataremos de imaginar que incida en su accionar un compromiso para con el país y de respeto para con el pronunciamiento mayoritario de los ecuatorianos.
De así suceder, temas como extradición, apoyo permanente de fuerzas armadas, judicaturas especializadas, control de armas, cumplimiento total de penas, y que el estado pueda asumir la titularidad de bienes de origen ilícito o injustificado, entre otros asuntos popularmente aprobados, deberán ser inmediatamente debatidos y resueltos para incorporarlos al derecho positivo.
Mientras tanto la expectativa crece y la angustia porque superemos los problemas que nos afijen sigue vigente. (O)