EL ÁRBOL DEL PROBLEMA
La fantasía noticiosa del que tiene mucho que perder y se solaza ubicando en el imaginario nacional “patadas de ahogado” como distractor, deja en evidencia la intención final de pescar a río revuelto, no sin antes enredar con descaro y prepotencia la realidad, eludiendo respuestas y ajustándolas a la irracionalidad de la confusión.
Mientras tanto, el país se debate en el vaivén de la opinología, porque la sequía, tan larga, inesperada, cambiante y agobiante como es, da espacio para eso y algo más, al punto que cualquier mortal en sus cabales, bien podría abandonar el barco sin más trámite y ponerse a buen recaudo, sin que nadie haga nada por detenerlo.
Es más, la ofuscación mental carcome la poca capacidad de análisis y de memoria colectiva que aún circula en la otrora ínsula de paz.
Felizmente, ese abandono justificado no ocurre y por contrario, continúa buscando espacios de solución a un conflicto heredado y recibido sin beneficio de inventario, en tanto radares desplegados al viento en cada recodo del camino, no son suficientes para acallar una verdad que cae de madura y sobrevive -incluso- a la maledicencia.
El contubernio de pretender vivir de espaldas a la necesidad de un pueblo pero utilizarlo como caballo de batalla, vuelven a la osadía política del cuestionamiento a ultranza, herramienta de conflicto para avivar el trueno de la mentira y la falacia en procura de revivir planteamientos que pecan de estupidez, como aquel de la “desdolarización ordenada” que, en boca del correísmo, suena a sentencia de muerte, tanto como los amarres y ocultas estrategias de su “grupo de los mismos” que se mueve en las sombras y circunda por los tejados.
El método usado y las circunstancias que lo rodean, permiten estructurar y visualizar elementos constitutivos, raíces o causas y consecuencias o efectos, de lo que bien podriamos entender como el árbol del problema que ahora nos ronda por la cabeza, en orden a proponer soluciones más adecuadas y efectivas.
Pero nada, nada justifica la malévola e indecorosa propuesta de retornar al pasado y menos, liberar de culpa a autores, cómplices y encubridores del desastre nacional que intentamos sobrellevar y superar.
De suyo, la osadía localista de juntar males para justificar restricciones de servicio y fortalecer la venta de humo desde un relleno sanitario, no es camino idóneo para tapar baches, esconder apoyos y menos para cubrir ineficiencias.
Para quienes no entienden por qué se busca destruir a un gobierno y evitar que la gente lo reelija, basta insistir en resultados de acciones evidentes ocurridos en tan corto plazo. Si esto les resulta insuficiente, proyecten su futuro y el de su familia en los ojos de desesperación y abandono de los migrantes que inundan nuestras calles.
GUETANI…//