El archipiélago donde convergen la conservación y el turismo
Isla
Santa Cruz (Ecuador), (EFE).- Galápagos, donde más del 90 % de su población
depende del turismo, experimenta signos de recuperación con una apuesta
decidida por la conservación, avalada por la reciente iniciativa anunciada en
la COP26 de extender su reserva marina.
«Ampliar la reserva de 138.000 a 200.000 kilómetros cuadrados es uno de
nuestros compromisos con la naturaleza», manifestó el jueves en un foro de
inversión el presidente ecuatoriano, Guillermo Lasso, al referirse al proyecto
presentado en la cumbre de Glasgow, que definió como «el mayor canje de
deuda por conservación hecho en el mundo».
Pendiente de que se concrete, el archipiélago declarado en 1978 el Primer
Patrimonio Natural de la Humanidad de la Unesco, regresaba así al foco
internacional y lo hacía con la garantía ambiental que representa la
conservación de sus especies emblemáticas, convertidas en señuelos turísticos.
GALÁPAGOS VACUNADA
Con más del 92 % de la población inmunizada contra la covid-19, Galápagos trata
de dejar atrás los duros meses de pandemia en 2020, cuando su principal
actividad quedó paralizada y muchos de sus habitantes regresaron al trueque
para subsistir.
«Galápagos se trata sobre todo de naturaleza. Todo está enfocado a la
conservación porque las islas son un ‘hot spot’ de especies que no encuentras
en ninguna otra parte del mundo», aseguró a Efe Ana Moya, ejecutiva del
Finch Bay, un resort que tiene en la conservación uno de sus principales
reclamos.
Y
es que si en 2018 las islas ecuatorianas alcanzaron el récord de 276.000 visitantes,
y en 2019 fueron 211.874, el coronavirus descalabró las cifras hasta los
72.000, según datos oficiales.
Ahora parece remontar de nuevo y, hasta octubre de este año, habían visitado el
archipiélago 83.190 personas, de las que 64,2 % eran nacionales y 35,8 %
internacionales, reflejo de una tendencia que comienza a equilibrarse en los
últimos meses.(I)