El Banco Central del Ecuador en el Contexto de la Dolarización
La Dolarización ha cumplido 25 años como moneda de curso legal en el Ecuador; en este largo período, ha demostrado resiliencia frente a diversos factores internos y externos, como el abrupto aumento del gasto fiscal registrado entre 2007 y 2017, la crisis inmobiliaria del 2008, originada en los Estados Unidos, las fluctuaciones recurrentes en los precios de las materias primas (commodities), la corrupción sistemática, que ha sido un problema recurrente en el país, la introducción del Código Orgánico Monetario Financiero en el 2014, que redujo la independencia del Banco Central al subordinarlo al Poder Ejecutivo.
Con el establecimiento de la dolarización, el Banco Central pasó a ser considerado como un Banco de Reserva, lo cual supone una renuncia completa sobre el control de la política monetaria, la incapacidad de financiar el déficit del sector público, así como la imposibilidad de ser prestamista de última instancia; lo cual conlleva a que el Banco Central pueda mantener una adecuada cobertura de reservas para los depósitos bancarios y los del sector público no financiero.
No obstante, el Banco Central continúa realizando Operaciones de Mercado Abierto (compra y venta de valores), que es una herramienta de política monetaria utilizada para regular la liquidez en la economía; esto hace que el Banco Central influya en la cantidad de dinero en circulación, y por tanto en las tasas de interés. Sin duda esto ha reflejado la intención de hacer política monetaria a través del Banco Central. Lo cual va en contra de la Dolarización.
La implementación del sistema de cuatro balances en el Banco Central del Ecuador surgió con el establecimiento de la dolarización, con el objetivo de garantizar la cobertura de sus obligaciones; sin embargo, este mecanismo permitió generar cambios en las prácticas contables y en la legislación para permitir financiar al sector público, especialmente en el gobierno del ex presidente Correa; que lo tenía de Caja Chica al BCE. Esto también generar preocupaciones sobre el sostenimiento de la dolarización.
Estos son antecedentes que deben alertar a los ecuatorianos si queremos estabilidad y continuidad de la dolarización. Necesario exigir la supresión de cualquier herramienta de política monetaria; aunque esto no les gusta a los populistas.
Muchos economistas hablan de cerrar el Banco Central para evitar las tentaciones de utilizar la política monetaria. Lo cierto es que en un país con políticos irresponsables el Banco Central es más susceptible a influencias políticas y con menor capacidad de tomar decisiones imparciales para el manejo de la economía.
La estabilidad financiera es un requisito fundamental para el equilibrio económico. Sin embargo, en un contexto donde el Banco Central ha perdido autonomía, el desafío de prevenir crisis de liquidez y evitar excesos de dinero en circulación se intensifica, limitando su capacidad de respuesta ante shocks económicos y comprometiendo la sostenibilidad del sistema financiero. (O)