El cambio de Twitter / Esteban Torres Cobo
El cambio que vive la red social más polémica y política de todas es impensable. Desde que Elon Musk compró Twitter las cosas ni son ni van a ser las mismas que con la propiedad anterior. Twitter no es la red social de mayor uso ni la de mayor penetración en el público joven (nadie destrona a la china Tik Tok) ni tampoco la más rentable. Pero sigue siendo la más importante el momento de determinar la política y la toma de decisiones de las personas que tienen poder.
Es donde vive el círculo rojo. Donde se calienta el círculo rojo que apura a ciertos gobernantes que basan -equivocadamente- su acción en lo se opine en twitter. En el Ecuador se calcula, por ejemplo, que alrededor de 2500 cuentas componen el círculo rojo, entre políticos, empresarios, periodistas, abogados y opinadores de relevancia. Por eso, más allá de sondear lo que ciertos difusores de opinión dicen sobre lo que les parece bien y lo que les parece mal, es un error creer que de allí deben nacer políticas públicas. El grueso de la población no está en twitter y no le interesa lo que ahí se diga.
¿En qué se convirtió, sin embargo, Twitter este último tiempo? En una censura a toda opinión considerada conservadora de derecha, de ideas opuestas a la agenda progesista “woke” de la izquierda norteamericana. El caso más relevante fue dejarse sin cuenta al expresidente Trump cuando, al mismo tiempo, dictadores africanos , asiáticos y latinoamericanos decían lo que querían sin problemas. Hasta organizaciones terroristas mantienen cuentas en la red social.
Por eso la primera limpieza de la “policía tuitera” que ha iniciado Musk apenas asumir el mando. Una verdadera red social libre para la expresión o se abre a toda postura o termina siendo la caja de resonancia de una secta, como le pasó a tuiter. Hay que esperar, sin embargo, si las intenciones de Musk van hacia allá o solo estarán orientadas a hacer rentable la red social cuando, hasta hace pocos días, lo único que hacía era perder 4 millones de dólares diarios.