El Costo de un Estado que Interviene Demasiado puede ser muy alto

Antes de sufragar piense ¿Nos conviene el Modelo Económico con Fuerte Intervención Estatal? A lo largo de las últimas décadas, países como Venezuela, Bolivia y Cuba han adoptado modelos económicos caracterizados por una fuerte intervención del Estado en sectores estratégicos, con énfasis en la redistribución del ingreso y la planificación central. La pregunta es ¿Cómo se encuentran esto países? ¡Quebrados Verdad! Eso es precisamente lo que propone la candidata Luisa González, un modelo con fuerte
intervención estatal como ya lo hizo durante una década el ex Presidente Correa, con
resultados nefastos que generaron un fuerte endeudamiento, alta dependencia de los ingresos petroleros, debilitamiento de la inversión privada y la fuga de capitales. (Sin contar con la extrema corrupción y la penetración del narcotráfico en las estructuras estatales).
En el ámbito fiscal, un modelo estatista exige una gestión presupuestaria eficiente e
incorrupta. Desafortunadamente nuestro país adolece de una estructura institucional débil, en donde un aumento del gasto sin una base productiva y sólida genera desequilibrios fiscales, pérdida de confianza y desinversión. Además, a diferencia de Bolivia o Venezuela, Ecuador carece de una moneda propia, lo que impide la emisión monetaria y limita las herramientas de política económica expansiva.
Ecuador posee particularidades que deben tomarse en cuenta al considerar un modelo de
intervención estatal. La dolarización impone disciplina fiscal; por eso es que quieren
desdolarizar, para tener moneda propia e imprimir billetes a su antojo. Además, como
economía pequeña y abierta, Ecuador depende del comercio exterior y de buenas relaciones con organismos financieros y países aliados para sostener su balanza de pagos y atraer inversión extranjera. Los modelos económicos de Venezuela, Bolivia y Cuba no resultan viables ni recomendable para Ecuador. Las condiciones estructurales del país como la dolarización, su dependencia del sector privado y su vulnerabilidad externa requieren un enfoque mixto. Un modelo que combine la acción estatal en lo social con un entorno favorable al emprendimiento, la diversificación productiva y la estabilidad macroeconómica, es el camino más prudente para el desarrollo ecuatoriano.
Volver a un modelo intervencionista sin reformas estructurales significaría repetir un ciclo que ya mostró sus límites. La deuda externa, el déficit fiscal y la falta de empleo de calidad no se resuelven con más gasto público, sino con un entorno que favorezca la inversión, la innovación y la eficiencia estatal.
Por otro lado nos han propuesto como solución a la inseguridad a los “gestores de paz”, un
esquema que busca reincorporar a personas privadas de libertad mediante contratos públicos y tareas de acompañamiento comunitario. Estos “gestores de paz” terminan operando como brazos civiles del poder político, con escasa transparencia, fuerte ideologización y, en muchos casos, con conexiones a redes de vigilancia y control social.
La aplicación de este esquema en Ecuador genera preocupación, no solo por su costo fiscal y dudosa eficiencia, sino por la posibilidad de que se convierta en un mecanismo de clientelismo político disfrazado de política social. En vez de atender las causas estructurales de la violencia, el modelo corre el riesgo de institucionalizar privilegios, evadir procesos judiciales legítimos y debilitar el Estado de derecho. Antes de sufragar piense…. NO es posible el Modelo
Económico con Fuerte Intervención Estatal, peor si la propuesta viene de quienes ya
gobernaron y le hicieron mucho daño al país. (O)