El dilema del CPCCS / Esteban Torres Cobo
El Consejo de Participación Ciudadana fue un engendro de corte bolivariano que nunca debió existir en el ordenamiento jurídico ecuatoriano. Su razón de ser no fue sino la de consolidar una tendencia política en la designación de autoridades estatales, en desmedro del poder legislativo que tradicionalmente tenía ese rol antes de la Constitución de Montecristi.
Es un poder absolutamente nefasto en una democracia moderna. Camufló durante mucho tiempo y bajo etiquetas falsas de independencia y transparencia la mano dura del poder Ejecutivo en aquellas arterias que le faltaban por controlar en el complicado organigrama del Estado.
Hoy nos vemos llamados a las urnas a votar por siete integrantes que lo conformarán para el periodo venidero. ¿Sabemos cómo votar? ¿Sabemos siquiera quiénes están de candidatos y para hacer qué?
Existe un debate sobre si la mejor opción es realmente votar nulo. Para deslegitimar al recién elegido organismo y obligarlo a que se replantee su vigencia mediante una nueva Consulta Popular. La experiencia y la historia nos enseña, sin embargo, que el funcionario, el político o el burócrata siempre buscan justificar su existencia para que su puesto no deje de existir. Difícil será entonces que una elección donde el voto nulo supere cualquier opción nos lleve a ese escenario. Difícil, aunque no imposible.
El otro riesgo también es que mientras unos se organizan por votar nulo, otros apunten claramente a cuatro candidatos que puedan controlar una mayoría y, por ende, controlar el destino importante del país durante algún tiempo. (O)