El extasis de lo absurdo 

Columnistas, Opinión

El empecinamiento conduce a suponer que se puede llegar a ser más papista que el Papa y asumir posiciones que se presuman irrefutables, desde un particular punto de vista y que, no admitan cuestionamiento alguno.

En ese ambiente, difícilmente se podrá entender las situaciones que preocupan a toda la sociedad y resultará impropio pensar en soluciones y enmiendas sin considerar que, cuando la línea entre justicia y corrupción se desdibuja, es casi imposible distinguir entre lo que es justo y lo que no lo es, especialmente en condiciones donde las normas legales o éticas son manipuladas o ignoradas.

Por eso combatir y derrotar la corrupción es un desafío complejo que requiere un enfoque multifacético, especialmente en contextos donde la corrupción está profundamente arraigada en el sistema. En escenarios que se construyen para procurar una estratagema que permita una contradicción ilegítima de ideas y acusaciones, encaminada a contaminar procesos investigativos y restar idoneidad a la acusación fiscal con miras a obstruir e interrumpir el hecho jurídico y sus consecuencias.

Queda claro que la línea entre justicia y corrupción puede volverse difusa debido a varios casos de corrupción que han implicado a funcionarios de alto nivel y han sacudido la confianza pública en el sistema judicial y gubernamental ecuatoriano. Razón demás para volcarnos en favor de las actuaciones ajustadas a derecho y respaldar el accionar de una fiscalía que día a día da muestras evidentes de seriedad, capacidad, determinación y probidad. 

Crear y fortalecer instituciones independientes y transparentes que puedan investigar y procesar casos de corrupción sin interferencia política es, no solo, el desafío por concretar y respetar, sino el leitmotiv de una sociedad que ya se cansó de que la maltraten, engañen y abusen.

Nos restará promover -simultáneamente- una cultura de integridad y ética, empezando desde la educación básica hasta la formación continua en el servicio público, en la que se afiance el rol fundamental para cambiar las actitudes y valores respecto a la corrupción.

De suyo, exigir por igual que un aleccionador procedimiento legislativo -casa adentro- ajuste la mirada, sancione desmanes y demande rectificaciones a las indebidas acciones proteccionistas a sujetos sometidos a investigación en causas penales en proceso, independientemente de las diligencias judiciales que competan incoarse en caso de advertir un delito en específico.

Salir del bache y del fango heredados nos tomará tiempo y pondrá a prueba la voluntad de todo un país.

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