El lado oscuro de la Medicina III / Kléver Silva Zaldumbide
Volviendo al primer editorial de este tema hace 2 semanas, apuesto a que ninguno de ustedes se hubiera subido al taxi conducido por el borracho, es más, uno de ustedes hubiera pensado en llamar a la policía para hacer que lo detenga. A los chóferes les pedimos que si se sienten cansados en la carretera se detengan y descansen unos momentos. ¿Por qué entonces nos parece socialmente aceptado compartir fotos en redes sociales criticando y condenando a un Interno Rotativo dormido sentado en una estación de enfermería a las 3 de la mañana con más de 20 horas sin dormir? Fotos que, afortunadamente activaron reacciones en cadena de parte de médicos y estudiantes de medicina de toda Latinoamérica y el hashtag “#yo también me dormí” se hizo viral.
¿Por qué hay una cadena de maltrato y mal servicio en el área médica hospitalaria? Terminaremos sorprendidos si nos enteramos que, según un estudio de la AMA (American Medical Association) con 129.000 estudiantes de 47 países, entre el 20 al 40% de médicos y estudiantes de medicina a nivel mundial sufre de depresión cada año y uno de cada 10 tienen ideación suicida. Un 40% de médicos sufre síndrome de desgaste profesional (burnout), liderando las estadísticas junto con los pilotos de avión. De todos los profesionales de salud con problemas psicológicos o emocionales menos de la mitad busca ayuda profesional, es la máxima ironía como encontrarte con un zapatero descalzo.
Imagínense ahora al médico ideal, será educado, culto, muy actualizado, modesto, muy conversador y que resuelve todos sus problemas y todas sus inquietudes, explicando con palabras entendibles, cálido, le sonríe mucho, no cobra caro y está guapísimo…nada más lejos de la realidad. Cuando estamos enfermos nos sentimos vulnerables, necesitamos sentirnos protegidos como en los brazos de un superhéroe, pero esa fantasía resulta ser una enorme decepción.
Lo que se requiere frente a esta problemática es la empatía, aquella capacidad de experimentar objetivamente una realidad ajena a la tuya, la capacidad de ponerse en los zapatos de otra persona, sin embargo, la empatía empieza siendo transparentes yo no puedo sentir lo que tú estás sintiendo si es que tú, activamente, intentas ocultarlo de mí. Los problemas empiezan a solucionarse cuando se visibilizan y en el caso de la medicina cuando el lado oscuro sale a la luz. Nos han entrenado en el inútil arte de esconder nuestros sentimientos porque “eso es para débiles”.
Si tienen algún familiar que es médico o que está intentando convertirse en uno, en vez de solamente pedirle certificados para faltar al trabajo o pedirle recetas por teléfono, pregúntenle cómo está, cómo se siente, llévenle comida a la guardia. Nos falta empatía, un médico cansado irritable, descuidado, mal genio y apurado, es el resultado de un sistema de salud que no está funcionando. Casi todos cuando terminamos esa agresión laboral y ese maltrato psicológico llamado Internado Rotativo pensamos que, hasta no ver considerables cambios en esa oxidada y malintencionada maquinaria, no quisiéramos vivir ni un solo día más de vida hospitalaria. Pensemos en cambiar a esta obsoleta y precaria “formación” tradicional de castigar por una esmerada y pacienciosa enseñanza.
Se dice que a la salud y a los médicos no se valora hasta que llega la enfermedad, también se dice que la salud vale más que la vida y que sin ella, la vida no vale la pena vivirla. Cuidemos al médico, un médico bien cuidado podría llegar a ser el superhéroe que todo paciente necesita. (O)
Medicina Integrativa Oriental