El látigo y el cepillo del FMI/ Luis Fernando Torres
Cuando el Fondo Monetario Internacional establece condiciones para sanear las finanzas públicas, es criticado por parecerse a un látigo. Cuando sirve como cepillo para aclarar imágenes presidenciales oscuras, su utilidad queda fuera de toda duda.
La reunión del candidato Araúz con representantes del FMI en Estados Unidos ha dejado sorprendidos a sus fieles seguidores y a sus más ácidos detractores. El presidenciable se desmarcó de las posiciones cerriles de sus correligionarios que han hablado durante tanto tiempo en contra de esa entidad internacional. En la Asamblea vociferaron por el acuerdo alcanzado por Moreno, a sabiendas que iban a fluir recursos para el Ecuador. En el gobierno de Correa eludieron al FMI con préstamos obtenidos de China.
Con esa gambeta internacional, Araúz ha lavado su imagen ante los ojos de aquellos que ven en el FMI la tabla de salvación del país en materia de financiamiento internacional. Transmite la sensación que está dispuesto a seguir aprovechando las líneas de financiamiento abiertas desde el FMI y, en consecuencia, cumpliendo los compromisos adquiridos por el gobierno de Moreno.
El FMI comenzó a funcionar en 1947. Su función no es otra que la de cuidar el sistema de pagos internacional y la estabilidad financiera y monetaria. Si bien entrega recursos a sus socios, esto es, a más de 190 estados soberanos, entre los que está Ecuador, su función más notoria es la de “certificar” la buena conducta fiscal de los países y, así, abrirles fuentes de financiamiento, inclusive con la misma China. Distanciarse del FMI tiene consecuencias, pues, los países se ven obligados a conseguir créditos leoninos, con altas tasas de interés y plazos cortos de pago. Hasta el 2017 le ocurrió al Ecuador.
Con los recursos que llegaron el 2020 desde el FMI y las entidades que operan a su alrededor, el gobierno ecuatoriano pudo restablecer la cadena de pagos, con la entrega de asignaciones a los Gads y pagos a proveedores. Es cierto que el FMI estableció condiciones que el gobierno tuvo que aceptarlas para recibir los recursos.
El FMI ha sido un cepillo útil para el candidato correísta. Ha salido de las entrañas del Fondo con un brillo que no tenía cuando estaba disfrazado de chavista. La pregunta obvia es muy simple: ¿se trata de un amague por la campaña o de una posición distinta de la de sus correligionarios? (O)