El metaverso / Esteban Torres Cobo
El gran Mark Zuckerberg ya lo anunció: ni Facebook da más ni el internet como lo hemos visto. Ahora viene el metaverso. El universo del “más allá”. Es cierto que su compañía abandona una marca algo quemada por los escándalos de filtración de datos personales y la proliferación de discursos extremos, pero no se trata solo de cambiar el logo y el nombre. Desde hace tiempo Zuckerberg trabaja en este multiunverso ilimitado basado en la realidad virtual y dio un paso gigante cuando adquirió Oculus VR, una empresa de telerealidad que abre la puerta con sus gafas visoras.
¿Pero que es este universo digital? Es la posibilidad de ponerse unas gafas en la casa ubicada en el cantón Pasa de Tungurahua y asistir a partidos de fútbol de la Champios League o de ver un partido entre el Manchester United y el City como si estuviera sentado en la butaca VIP del Old Trafford. Es ponerse unas gafas y sentarse con amigos que están en otros países en la misma sala. O de asistir a conciertos como si estuviera en ellos o recorrer el Louvre desde la casa de la tía Maruja. Es vivir un universo digital paralelo, ya no solo bajar el dedo en la aplicación de Facebook para ver las fotos y los vídeos de los conocidos.
Proyectan que para el 2024 este será un mercado de 800 billones de dólares. De hecho, grandes marcas de moda venden zapatos y prendas en este mundo virtual y autenticados con tecnología blockchain, liderado este momento por video juegos como Fortnite y otros.
¿Absurdo? En realidad no. Solo piense en las aplicaciones productivas para el trabajo o la educación. ¿Qué le parecería tener una clase de historia recorriendo como un peatón la Roma imperial reconstruída y en todo su esplendor? ¿O caminar por el fondo del mar viendo gigantes galeones hundidos y criaturas espeluznantes? Pero con una realidad que asusta. ¿O tener una negociación importante cara (a modo de holograma) a cara y ya no por llamada o zoom? Las posibilidades son infinitas y la revolución de los videojuegos, del zoom, del arte digital en forma de NFTs nos muestran que el camino recién empieza. (O)