EL MODELO DEL QUESO SUIZO/ Mario Fernando Barona
No hay duda q ue gracias a la rigurosidad técnica y tecnológica, los accidentes de avión son cada vez menos frecuentes. Sin embargo, pueden ocurrir, y en esos casos, luego de las investigaciones que determinan las causas se suele concluir que fue producto de una trágica concatenación de factores como, por ejemplo, algún error de mantenimiento junto a unas condiciones meteorológicas desfavorables, además de un fallo en los protocolos de navegación. Es decir que esa casi imposible suma de variables se juntaron y provocaron el fatal desenlace.
A esto se lo conoce como el Modelo del queso suizo, lácteo que se caracteriza por tener agujeros en su interior y que apunta a que si lo cortamos en rodajas, las cuales representarían los pasos o medidas de seguridad que existen en una organización para evitar una calamidad, y luego las juntamos aleatoriamente, la mayoría de las veces no habrá agujeros que coincidan en todas y cada una de las rodajas, pero muy rara vez sí, y cuando eso ocurre, o sea, que un problema comienza a traspasar todos y cada uno de esos agujeros alineados sin que nos demos cuenta, el lío puede ser mayúsculo, como el del avión.
La buena noticia es que de acuerdo con este Modelo se podría minimizar el riesgo moviendo varias rodajas del queso con el fin de cerrarle la vía a los problemas. En el caso del avión, habría bastado con que haga un sol radiante o que se haya realizado un exhaustivo mantenimiento previo a la aeronave.
En el plano político nacional, el paro indígena definitivamente se pudo evitar (ya venía avisado de hace meses atrás) por lo que -antes del paro, con suficiente antelación- bien se podían mover las rodajas del queso instalando mesas de trabajo y concertación como las que ahora mismo se están dando, con eso el gobierno demostraba real apertura, ganaba tiempo y puntos a su favor, además, siempre aceptó la desatención hacia este sector y el no pago de la deuda social, por lo tanto, en teoría, las partes habrían estado dispuestas. Pero, qué fue lo que hizo el gobierno del presidente Guillermo Lasso: empecinarse en alinear todas las rodajas del queso para que los agujeros encajen a la perfección y ocurra forzosamente lo que más temíamos: una explosión social de consecuencias devastadoras.
Aún le quedan tres años al actual gobierno, desgastado políticamente y con un sombrío horizonte de gobernabilidad, por lo que durante ese tiempo debería enfocarse en mover las rodajas para evitar alinear todos los agujeros del queso suizo y dar vía libre nuevamente a la mafia correísta. Es usted presidente Lasso quien corta y alinea ese queso.