El niño que luchó por su libertad

El 16 de abril no figura en muchos calendarios escolares, ni recibe homenajes. Sin embargo, ese día se conmemora la vida y el asesinato de Iqbal Masih, un niño paquistaní cuya lucha contra la esclavitud infantil se convirtió en símbolo de resistencia, coraje y doloroso recordatorio de una realidad que aún persiste en el mundo.
Apenas con cuatro años de edad, su padre lo vendió a una fábrica de alfombras por un préstamo de 600 rupias, una deuda que, en lugar de saldarse, se multiplicó veinte veces en cinco años. Durante ese tiempo, Iqbal fue víctima de torturas, golpes y encadenamientos, una rutina inhumana que compartía con miles de niños esclavizados en fábricas clandestinas. Su historia no es única, pero su voz, fue distinta: no se conformó con sobrevivir, decidió luchar ante este tipo de prácticas.
En 1992 el movimiento Bhatta Mazdoor Mahaz canceló su deuda y, a partir de entonces, Masih se convirtió en un activistas incansable, participó en la liberación de otros niños exponiendo públicamente su testimonio; después, denunció en el extranjero el infame comercio de las alfombras.
Su voz, pequeña pero poderosa, cruzó fronteras. En el extranjero, lideró un boicot internacional contra esta industria manchada de sangre infantil, despertando conciencias y ganando admiración por su valentía.
En 1995 regresó a su país convertido en una figura internacional por la defensa de los derechos de los niños y el 16 de abril de ese año fue asesinado por miembros de la mafia en Muridke.
Hoy, casi tres décadas después, el legado de Iqbal sigue vivo, aunque no tan presente como debería. Existen varios instrumentos internacionales que reconocen a los niños como sujetos de derechos, y que protegen el principio del interés superior del niño. Pero la realidad es dura: aún existen millones de niños en el mundo que continúan esclavizados, explotados y silenciados.
Recordar a Iqbal cada 16 de abril no es solo un acto de memoria, sino un llamado urgente a la acción. Porque mientras exista un solo niño esclavizado, la humanidad entera seguirá en deuda. (O)