El ocaso del Rey / Esteban Torres Cobo
¿O debería titularse “El ocaso del héroe”? Porque Juan Carlos Borbón, Rey de España, fue eso durante muchas décadas: un héroe para España. El defensor y padre de la nueva democracia. De la estabilidad frente a la inestabilidad. Pero se perdió cuando empezaba la noche. Olvidó que la monarquía es de porcelana en estos tiempos y que los errores no se toleran ni se perdonan. Y que en su país tiene tantos enemigos como los toros, a pesar de no ser moda pasajera ni temporal sino costumbre, arraigo y terruño.
Quizás no fueron las amantes, el espía Villarejo sino las comisiones y los millones de dólares, aunque en su caso todo estaba conectado. ¿Qué necesidad, piensa un ciudadano común, había de comisionar millones de dólares por una obra pública en otro país cuando el patrimonio personal bastaba para vivir bien, no se diga la asignación anual del Estado?
Su hijo Felipe soporta hoy la parte más complicada y las horas más tenues. Un buen rey, ordenado, serio y comprometido con su deber y con su rol fundamental en la democracia española, pero cada vez más rodeado, incluso por el propio gobierno chavista y socialista. Tal vez por todo eso la máxima de la Reina actual de Inglaterra, la más ejemplar y correcta de todos los monarcas, tiene sentido: “un Rey no abdica, muere”. Porque la abdicación distrae la mente y ocupa las ambiciones. (O)