EL PENIQUE DE TOLSTOI

Columnistas

Un día, León Tolstói, escritor ruso (1828 – 1910), de los más importantes de la literatura mundial, se
encontraba en el andén de la estación de Tula cuando un tren hizo una breve parada. Un niño
descendió rápidamente del vagón y corrió hacia el puesto de caramelos. Momentos después, una
señora salió del vagón y lo llamó: “¡George! ¡George!”. Pero George, concentrado en escoger sus
dulces, no la oyó.
La señora, apresurada, vio a Tolstói cerca y lo confundió con un viejo vagabundo. Se acercó a él y le
dijo: “Anciano, ¿podrías traer a ese niño que está allí? Te daré un centavo”.
Tolstói, divertido, obedeció y llevó a George de vuelta a la señora, quien le entregó el penique
prometido. Mientras esto sucedía, los espectadores en el andén comenzaron a susurrar
emocionados: “¡Miren, es Tolstói!” La señora, ahora intrigada, preguntó: “¿Dónde? ¿Dónde?” Cuando
señalaron al anciano que había recuperado a George, se sintió mortificada. Se acercó a él y
exclamó: “¡Conde Tolstói, por favor, perdóneme! No lo reconocí. Estoy tan avergonzada…”. Luego,
tratando de reparar en algo su descuido le pidió que le devolviera la moneda. “Me disculpo por la
ofensa” le dijo la señora.
Tolstói, riendo de buena gana, respondió: “No, no voy a renunciar a este penique, puede que sea el
único centavo que he ganado honestamente en mi vida” y los dos soltaron una sonora carcajada.
Esta anécdota tomada del libro El alma de Tolstói, al parecer es cierta puesto que el autor de esta
biografía, Iván Nazhivin, fue contemporáneo y muy cercano al gran maestro. Lo interesante de ella es
que captura la nobleza, humildad y buen humor de Tolstói (virtudes ampliamente reconocidas en él)
incluso frente a un hecho que para otros podría considerarse una afrenta tanto por la identidad
equivocada como por el dinero entregado casi como caridad.
Hoy que estamos a las puertas de empezar un nuevo año, viene bien el ejemplo de Tolstói sobre la
forma de reaccionar frente a hechos que podrían perturbarnos. Y aunque en la anécdota no hubo
mala intención de la señora, seguro usted tuvo -o tendrá alguna vez- un desplante mal intencionado
de parte de otra persona. ¿Cómo reaccionar ante ello?
El libro Un curso de milagros (UCDM) dice al respecto que las reacciones negativas ante
provocaciones son impulsadas por el ego que busca constantemente justificar sus acciones y culpar
a otros de sus problemas. El perdón es la única forma de liberarnos del dolor y la ira causados por
las provocaciones. Al perdonar a quienes nos han herido, estamos eligiendo el amor en lugar del
miedo.
Todos somos uno, dice el libro en otra parte, por eso la percepción de separación es solo una ilusión.
Si reconocemos esta unidad, entenderemos que las provocaciones no son ataques personales, sino
más bien proyecciones de los propios miedos de la otra persona.
Perdone y perdónese; así, seguro tendrá un feliz 2025.

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