El plástico, ¿un problema?/ Mauricio Calle Naranjo
Los desperdicios plásticos constituyen una catástrofe a nivel mundial que debemos resolver. Son alarmantes los millones de toneladas de residuos que llegan al océano cada año y generan preocupación en la población. Propuestas positivas han logrado despertar a la sociedad y paulatinamente cambian sus hábitos de consumo, buscando sostenibilidad de productos y envases, pero aún no es suficiente porque menos de una quinta parte del plástico del mundo se logra reciclar y es costoso. En Ecuador, alcanzar la alta tasa de reciclaje de Europa es una utopía, además el viejo continente tiene una demanda en crecimiento de bioplásticos y biopolímeros que deslumbran como alternativas amigables con el medio ambiente.
Galápagos posee una normativa prohibiendo la utilización de ciertos plásticos, lo cual es un ejemplo a seguir y otros municipios han priorizado inculcar al ciudadano en la disposición de los desechos, pues el CO2 ocasionado por la incineración del plástico se triplicará para el 2030, debido a una mala gestión de desperdicios.
No podemos satanizar el uso de los plásticos, más aún si esta industria genera miles de empleos y aporta un porcentaje representativo al Producto Interno Bruto (PIB). Por otro lado, reemplazar este material con vidrio y papel generarían nuevamente otro impacto negativo, siendo estas alternativas, soluciones imperfectas y momentáneas.
En consecuencia, es importante aplicar estrategias preventivas como la economía circular y la producción más limpia en la industria ecuatoriana. Expertos concluyen que la responsabilidad para reducir el consumo de plástico recae principalmente en los consumidores, ahora bien, empecemos desde nuestros hogares con iniciativas simples (reducir, reciclar, reusar). El futuro del planeta está en nuestras manos, dejemos de hablar y empecemos a actuar. Seamos consumidores más responsables. (O)