El poder de la palabra / Editorial
La escritura y las palabras como tal, sin duda, son un recurso y un requerimiento básico para la construcción de ideas y textos coherentes que, mediante el uso de oraciones de acuerdo a los tiempos (presente, pasado y futuro), transmiten ideas propias del autor, medio de comunicación o institución.
Una información obtenida y vista desde cualquier posición individual se basa justamente en la recurrencia de palabras clave, brindando al público una pista de lo que tratará una noticia o artículo de opinión; una palabra con “peso” puesta en un titular,: esto, atraerá la atención del lector beneficiando el desarrollo del texto, sobre todo, si es de interés, de acuerdo al ámbito local o nacional.
Se habla de un “poder” en diferentes aspectos y formatos en base al lenguaje humano -discurso, argumentos, opiniones- pero el mismo busca dar un mensaje claro y conciso; se traduce como una capacidad de persuasión hacia el individuo que va analizando cada línea de un escrito simple hasta un crítico, mostrando una posición central.
Como dijo alguna vez el célebre ambateño don Juan Montalvo, con su famosa expresión: “Mi pluma lo mató”, en el que se refería al asesinato del ex presidente García Moreno, Montalvo criticó al Gobierno de aquel entonces, con una escritura sobria y fuerte, en su obra ‘El Cosmopolita’ lanzada en 1886.
Por ende, esto no quiere decir que en la escritura, mientras más palabras “bonitas” se pongan, mayor será la recepción del público, sino mientras, más existan párrafos con frases motivantes y serias, el individuo podrá dar un criterio más analítico basándose en la idea propuesta desde un inicio. (O)