El poder del miedo

Mussolini tomó el poder en Italia en 1922 sin balas, solamente fortalecido por el miedo de los gobernantes y de la gente a la violencia de los fascistas. Bastó que DEUCE convocara a sus 300 mil facios a la gran marcha sobre Roma, para que el Rey Víctor Manuel III le llamara y le autorizara la formación d un nuevo Gobierno. Sabía el poder del miedo desde que Maquiavelo dijo que le es más útil a un gobernante ser temido que amado para conservar el poder. El miedo le quita potencia al derrocamiento de quien ejerce el poder y le sirve a quien lo busca para que se le sumen los que sienten temor y desean protección ante la violencia.
Trump ha recurrido a la estrategia del miedo para doblegar a sus adversarios. En la lógica de los aranceles está esa estrategia. Por ello, se ufana que más de 70 países le han pedido negociar ante el último incremento arancelario. Como demostración de apertura y magnanimidad, Trump ha dejado en suspenso la elevación arancelaria para los países que se han doblegado. A China, que no bajó la cabeza, le duplicó los aranceles para obligarle al presidente de China a negociar sobre la base del miedo al impacto de los aranceles en las exportaciones chinas.
En la elección presidencial ecuatoriana el miedo está latente. Los electores, por ejemplo, temen a la posible desdolarización, así como a la restauración del modelo del socialismo del siglo XXI, además de otros temores. El resultado estará, de algún modo, marcado por ese miedo. Los candidatos, por su parte, se han erigido en los combatientes de los temores de los ciudadanos.
La historia ecuatoriana cuenta con especiales acontecimientos de miedo que, inclusive, estuvieron detrás de los asesinatos de dos colosos del poder, García Moreno y Eloy Alfaro. (O)