El que pierde se va

Columnistas, Opinión

El legendario Lula le recordó a Maduro que se va del cargo el que pierde la elección, preocupado ante la amenaza del heredero de Chávez de provocar enfrentamientos violentos si pierde la elección presidencial en Venezuela. El periodista Jaime Bayly fue más allá y anticipó que Maduro no sólo se irá del cargo sino que huirá al extranjero, probablemente a Turquía, donde está el dinero saqueado durante 25 años de revolución. Las opciones de Cuba y de República Dominicana no estarían entre las más anheladas. Por lo pronto, el hijo biológico del dictador venezolano y las hijas de su actual esposa, ya habrían abandonado el país con rumbo desconocido. 

Corina Machado, esa valiente mujer a la que le despojaron de sus derechos políticos para que no pudiera ser candidata, será la gran artífice del triunfo de la oposición el próximo domingo. Con sabiduría ha dicho que la victoria no servirá para fracturar más a Venezuela sino para la reconciliación nacional. Ello no significa, en todo caso, que los responsables de los crímenes políticos, del saqueo de los recursos públicos y del desastre de la economía, sean exculpados y perdonados. El triunfo de la oposición debe servir para que se le muestre al mundo la obra destructora de los sátrapas, Chávez y Maduro, así como la forma en que, desde el poder venezolano, contaminaron estructuras institucionales sanas de otros países, entre ellos, Ecuador. 

Nuestro país no entró completamente en la dinámica venezolana, a pesar del parentesco político entre quienes los gobernaron entre el 2007 y el 2017, por la existencia, en el Ecuador, de un tejido social, institucional, político y militar, difícil de romper con una manotazo como el que dio Chávez. Además, por la formación económica del equipo gobernante ecuatoriano, no tan proclive a la quiebra de las finanzas públicas, aunque sí orientado al endeudamiento público agresivo y al financiamiento del gasto del gobierno central con recursos de la banca privada y de otras entidades públicas. Por último, por la pérdida de dinamismo de la economía ante la falta de inversión privada y la caída de los precios del petróleo.

El modelo venezolano es el mejor modelo, después del cubano, para destruir economías pujantes y condenar a millones de ciudadanos a la pobreza y al exilio. Corina Machado tiene la obligación de exponer al mundo ese modelo tan perverso para que, al menos durante algunos años, no se les ocurra, a otros gobernantes latinoamericanos, replicarlo en sus países. (O)

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