El rastro del botín y caída de reincidente

La sombra del robo se extendió desde Píllaro hasta Huachi Totoras, donde la Policía Judicial de Tungurahua, en un operativo meticulosamente planeado, desmanteló una banda de delincuentes que asolaba locales comerciales, ayer.
La operación, ejecutada con precisión quirúrgica, culminó en tres allanamientos simultáneos, revelando un botín que hablaba de una actividad delictiva intensa y planificada.
«Estas personas son delincuentes del sur de la ciudad, físicamente en Huachi Torras», declaró un miembro de la Policía Nacional, subrayando la reincidencia de uno de los detenidos. La investigación, alimentada por denuncias de la comunidad y un trabajo de inteligencia exhaustivo, permitió seguir el rastro de los asaltantes desde su primer golpe en Píllaro.
El botín recuperado es un testimonio elocuente de la audacia de la banda: ocho computadoras, 18 teléfonos móviles, cuatro televisores, cuatro parlantes y una variedad de prendas de vestir, además de televisores de plasma, chequeras y cargadores. «Es un local comercial en el cual estos presuntos infractores estudian a sus víctimas en diferentes horas de la madrugada», explicó el oficial, describiendo el modus operandi de los delincuentes.
La sorpresa llegó con la identificación de uno de los detenidos, un viejo conocido de la policía. «Una de estas personas hace tres o cuatro meses aproximadamente igual… fue aprendido en esa cuestión. Y ya salió libre. No sabemos qué pasó, pero este momento se va a realizar la audiencia de calificación de flagrancia en el cual la autoridad competente determinará lo previsto», reveló el oficial, dejando en evidencia las fallas del sistema judicial.
Los dos ciudadanos aprehendidos, ambos ecuatorianos, enfrentan ahora la justicia. (I)