El Sabelotodo / Guillermo Tapia
Cómo entender a aquellos personajes que –bajo su propia y peculiar convicción- sin que se les solicite, nos prodigan de comentarios, reflexiones y sugerencias, cuando no de interpretaciones, consejos y visiones sobre lo que ellos son o dicen ser, sobre lo que ellos piensan, sienten, creen; y, están convencidos que los demás deben creer, sentir y pensar igual.
“Diferente…¡Jamás!“. Absurdo les parece que alguien intente opinar distinto.
Inaudito, inapropiado y fastidioso resulta el sólo imaginarlo.
Qué difícil sentarnos en cambio en la otra orilla, exclusivamente a ser receptores de sus prédicas y casi imposiciones ideológicas “confundidas”, porque ubicados en un populismo disfrazado de colores, desorientan y enredan esta práctica política con la de la izquierda, se convencen que los postulados de ésta son los de aquella, sin que así sea necesariamente y se auto titulan salvadores, generadores del bien común y los únicos llamados a estar en el poder por ser “los elegidos”.
No ejercen autoridad, pero lucran de ella. Y lo más grave, hablan en nombre de los políticos, sin que tampoco ellos lo hayan pedido.
Imaginar que en algún territorio, país o nación, incluso distinto al de su propio origen, un político que no sea de la línea a la que las oficiales encuestas y estos suigéneris personajes dicen pertenecer, pueda ser considerado –hipotéticamente- un ganador del proceso electoral, no sólo que se torna en una aberración insultante, sino en una clara intromisión al desarrollo y al progreso, cuya proyección será la del atraso y el retroceso.
¡Qué falacia!. ¡Qué audacia!. Hoy especulan y se nutren de esta instancia de poder y mañana, lo harán de otra y, por igual, algo encontrarán para defenderla y opinar.
Son los únicos beneficiarios de la política. Son lo sabelotodo. Mejor, siempre lo han sido. Cuidado con sus interpretaciones sugestivas. (O)