El sobreviviente Sánchez / Esteban Torres Cobo

 

Mucho se dice en los diarios españoles de la presidencia de Pedro Sánchez. Y vaya que gran parte es cierta. Es que Sánchez no es un caso común. Su llegada al poder no fue común (ni siquiera era diputado cuando la coalición parlamentaria que tumbó a Rajoy le eligió) y su ejercicio dista de ser ortodoxo. Y ya no se trata únicamente de su error y deseo enfermizo de notoriedad, sino de su rol político en pos de la mera sobrevivencia.

 

Cuando alumnos en Ciencias Políticas busquen ejemplos contemporáneos de políticos que desde su puesto no piensen más que en sobrevivir los días que les resten en la palestra pública, seguramente lo encontrarán en Sánchez. Afortunadamente, la costosa y tradicional administración española de carrera no funciona mal y varios de los servicios ciudadanos poco dependen de que su presidente esté o no interesado en mejorarlos o revisarlos.

 

Sánchez, por ejemplo, hace algo que pocos políticos en problemas hacen normalmente: lucir y parecer un presidente. Necesita viajar constantemente y dar la mano a otros presidentes en funciones para cimentar sobre el agua que corre una imagen que se le escapa. Necesita colarse y hacer el papelón en una recepción presidida únicamente por el Rey (hasta que lo saca el protocolo) para que la élite española lo reconozca como lo que apenas es.

 

En todo caso, por patético que se vea y suene, hasta ahora le ha funcionado. No tiene la urgencia de elecciones y sobrevive. Sin aire, pero sobrevive. Inédito. (O)