El sueño es como la mariposa / Kléver Silva Zaldumbide
Se estima que de un 15 a un 25 % de la población adulta padece trastornos del sueño crónico y que un 25 a 35 % ha sufrido un sueño perturbado transitorio en situaciones estresantes.
El sueño, donde la mente se torna inconsciente del mundo exterior, no está completamente inconsciente, sino que ha reorientado el foco de su atención, además en términos biológicos el cerebro en realidad trabaja más duro durante el período en que sueña y duerme que durante el día y hay gradaciones que varían de un individuo a otro y de una parte del ciclo del sueño a otra. El sueño reparador y de buena calidad se da por sí mismo, por la mañana nos levantamos de forma natural, con energía y sin pesantez teniendo una sensación de vitalidad todo el día, por tanto, no debemos permitir que nuestras inquietudes y ansiedades logren alterarlo.
Nuestro cuerpo es una proyección de nuestra conciencia, la conciencia es otro de los sucesos biológicos fundamentales que son fáciles de reconocer, pero difíciles de definir. La conciencia es un campo de alertidad de inteligencia, percibimos a nuestro ser físico como un objeto tangible y esto se debe a que nuestro punto de vista limita nuestra percepción. Aparentemente el cuerpo es una realidad innegable, pero podríamos decir que de la manera en que lo percibimos refleja tan sólo una parte parcial de lo que realmente es. Además, nuestro cuerpo físico se renueva constantemente, el de hoy no es el mismo que el de ayer, cada mes se crea una piel nueva, cada cinco días se crea un nuevo recubrimiento estomacal, cada tres meses se renueva el esqueleto, nuestro código genético cambia cada seis semanas…es decir que somos como un río en constante flujo, se procesa constantemente. Pensando de esta forma, podemos entender que tenemos patrones de inteligencia en cada una de nuestras células y, aunque pensamos que nuestros pensamientos, emociones, sentimientos y deseos no son objetos materiales y que el cuerpo si lo es, ambos son expresiones del mismo campo de inteligencia. Por tanto, los eventos mentales que irrumpan nuestro sueño nos traerán grandes desajustes funcionales en nuestro organismo.
El sueño reparador se ha convertido en algo inalcanzable para muchas personas ya que no lo valoran ni lo respetan, al contrario, ese sagrado tiempo de dormir lo malgastan ocupando entre “rumiación” de pensamientos de frustración de lo que no han hecho en el día o planificando el día posterior llevándolos a un laberinto de ansiedad complicada. Cada año millones de personas consultan al médico sobre su insomnio como si fuese un “fenómeno” exclusivamente mecánico y solamente necesitásemos de un “interruptor” artificial para conseguirlo. Conozcamos que en las 24 horas del ser humano se producen muchos estados de conciencia que son alternados en cada individuo de acuerdo a ciertas progresiones o ritmos regulares.
“El sueño es como la mariposa, si queremos atraparla jamás lo lograremos, pero si nos quedamos quietos, ella se posará en nuestra nariz”, La quietud de la mente es algo inalcanzable para quien padece este tormentoso problema. (O)