El terremoto dejó lecciones de vida
Los 72 años del terremoto que destruyó Ambato y Pelileo como también varios poblados tanto de la provincia como de Cotopaxi y Chimborazo se recuerda con la particularidad de que se vive una pandemia
Las imágenes del terremoto del cinco de agosto de 1949 son imborrables para quienes las vivieron y pueden aún transmitir esas vivencias a sus descendencias.
El Instituto Geofísico de la Escuela Politécnica Nacional da cuenta que en aquella época fue 1.920 kilómetros cuadrados de área afectada y cerca de 100 mil personas sin techo, mientras miles de muertos era la constante en esos momentos de dolor.
Para las nuevas generaciones en cambio, quedan fotografías que dejaron congelados episodios dolorosos de pueblos devastados y sobrevivientes que luchaban por seguir hacia adelante, pese al sufrimiento de ver fragmentadas sus familias.
Según el vicario de la Diócesis de Ambato, Mario Sarabia, la naturaleza presenta sus manifestaciones impredecibles y no deja de sorprender, pero también, es la grandeza de la fe y la esperanza con la que asumen las personas los embates de la naturaleza.
Siempre existe la inspiración de algo nuevo y mejor. El espíritu de emprendedores no declina en las personas, eso se observó en los sobrevivientes del holocausto de 1949, porque honraron y velaron a los difuntos, pero también se empreñaron en restaurar la ciudad, recuperarla y transformarla; por lo tanto, se tiene el legado histórico que demuestra que el hombre no sólo vive de las circunstancias pasajeras, por negativas que sean, sino que se tiene el don sublime que inspira y llena de mejores actitudes, agregó el sacerdote.
En la época actual en que se viven momentos de dura crisis de pandemia, se asume con responsabilidad y fervor, porque las personas no están hechas para la derrota. El Todopoderoso siempre indica caminos nuevos para que lo que él ha sembrado en el corazón de cada persona se fructifique, siempre con esperanza y fervor. Se recomienda seguir adelante y cuidarse mucho en procura del bienestar de todas las familias, sostuvo el vicario. (I)