El tiempo de los hombres / P. Hugo Cisneros C.
MENSAJES JUVENILES
Algún día escuche que alguien decía, con mucha sabiduría: “El tiempo es de los hombres, es nuestro, y la eternidad es de Dios”. Y a partir de mi experiencia he llegado a completar dicha frase con este pensamiento: “Po eso somos eternamente temporales y temporalmente eternos”, pues el estado definitivo al que aspiramos llegar todos, y todos anhelamos, la inmortalidad y la eternidad, depende de la pequeñez del tiempo de los hombres. En el aquí y ahora (tiempo de los hombres) construimos el más allá y el después, (eternidad de Dios).
Mucho nos preocupa los “extremos de la vida”, hasta resulta costoso dicho pensamiento: El nacer, el morir siempre has sido el centro de atención de la humanidad a tal punto que estos dos fenómenos humanos se han convertido en verdaderos problemas: hoy nacer o morir son problemas graves a todo nivel por las consecuencias que ellos traen en la vida ordinaria de hombre, de su familia, de la sociedad. Por ello “bajo el título de dignidad”, se fomenta el aborto y la eutanasia.
Pero en realidad ¿qué es el tiempo?
El tiempo es un espacio que recorre entre el nacer y el morir. El tiempo es ese espacio que el hombre tiene a su disposición para vivir. Que importante es aceptar que el tiempo es para vivir, por eso cuando “sembraos muerte” no estamos siendo fieles al tiempo. No se trata de “saber usar el tiempo. Se trata “ser felices” a la exigencia básica del tiempo, vivir. Que lindo es el tiempo, que llevadero es el tiempo, que satisfactorio es ver correr el tiempo, cuando sembramos, cuidamos, cosechamos vida. Que vacío, que inútil, que largo y hasta que pesado y duro es el tiempo, cuando lo llenamos de muerte, violencias, irresponsabilidades, inmoralidades, cualquier tipo de corrupción. Hoy nuestro tiempo está lleno de contaminación moral y espiritual que el tiempo se ha convertido en mortaja de los ideales humanos, de los valores fundamentales hasta convertirse en espacio de desesperanza, de oscuridad.
El tiempo es un regalo, pues nadie lo ha buscado, ha sido regalado, por ello, el tiempo que nos da el Autor y creador de él, es suficiente. “nadie muere en la víspera” suele decir el pueblo. Todo ser humano tiene a su disposición el tiempo suficiente para saber llegar a su final que es coronación y plenitud de la Vida que está en el tiempo de Dios que es la eternidad.
El tiempo pasa y no vuelve, por ello debemos “saber aprovechar todo instante, toda oportunidad, porque lo que ofrece el tiempo no regresa jamás. Muchos de nosotros siempre estamos atrasados en la cita con el tiempo. Cuando somos niños queremos vivir como jóvenes, cuando llegamos a la adultez, pedimos un tiempo para vivir la juventud que no se pudo vivir, y cuando estamos por morir queremos recuperar el no vivido. El tiempo para y no regresa, ley irrenunciable del proceso de la vida. La vida no tiene regreso, siempre camina hacia adelante y siempre para mas.
Dentro de este espacio de tiempo, tenemos que saber priorizar nuestras actividades para no comenzar por lo superficial, sino por aquello que es substancial y esencial para la vida, para dar el puesto que exigen nuestros ideales, nuestras opciones, nuestras decisiones, nuestras distracciones, nuestros gustos. Cada cosa en su puesto para que cada cosa esté en su tiempo.
Que la vivencia del tiempo nuestro nos prepares a vivir a plenitud el tiempo de Dios que es la eternidad pues somos “seres temporalmente eternos y eternamente temporales”.