El trastorno del sueño

Columnistas, Opinión

Además del reposo consciente (meditación), como respuesta natural del sistema cuerpo-mente, tan fácil que cualquier persona puede aprender y disfrutar de los cambios fisiológicos que se experimenta existe el sueño reparador de por lo menos seis horas todas las noches, de conciliación fácil. Si ha sido reparador sabrá fácilmente si al despertar, al día siguiente, se siente lleno(a) de energía, alerta, vibrante, con claridad mental y con signos de salud mental y física. Opuesto a los daños que produce el estrés presión alta, enfermedad cardíaca, ansiedad, depresión, alterando la función inmunológica acelerando el proceso de envejecimiento disminuyendo la energía y generando menor creatividad durante el día.

Este tema de la perturbación del sueño interesa bastante al profano en la materia, que normalmente sólo empieza a reflexionar sobre el sueño cuando algún trastorno le impide dormir. Como aquel hombre que sólo piensa en el corazón como órgano, comienza incluso a sentirlo, cuando tiene, por ejemplo, palpitaciones. 

En lo que respecta a la perturbación del sueño cabe decir, en concordancia con muchos psiquiatras, que los somníferos, esto es, todos los medicamentos destinados a producir el sueño por vía química no constituyen una verdadera terapia. Antes bien, si se consumen de forma habitual a la larga nunca son del todo inofensivos. Sin embargo no se puede oponer nada contra el hecho de que se utilicen en el caso de una excitación grave debido a cualquier tipo de conflicto o problema, ya que la persona duerme pero no descansa, entre tanto se resuelva el problema psicoemocional y/o fisiológico y desaparezca el conflicto, pero el insomnio perdura ahora no por causa exterior, sino por un motivo interior ya que durante ese intervalo la persona afectada ha empezado a tener miedo a no poder dormir, y este temor es capaz de ahuyentar el sueño: es decir que se trata de un mecanismo de ansiedad y expectativa, que hace que un síntoma en sí inofensivo y pasajero provoque en la persona afectada determinados temores; éstos fortalecen el insomnio en cuestión, y éste síntoma agravado incrementa a su vez los temores del paciente. 

Es decir que éste cae en un círculo vicioso o en un espiral en donde el problema va en ascenso. En todo caso la persona se va encerrando cada vez más en su ansiedad de expectativa, al principio tiene todavía la esperanza de que el insomnio desaparezca pronto, luego teme que se presente y al final está convencido de ello deseando que la noche nunca llegue. Se apodera de la persona una ansiedad hasta llegar al denominado “miedo a la cama”, está cansado durante el día, le aterroriza la idea de una noche de insomnio, se inquieta y excita y esta misma excitación le impide dormir, cometiendo el mayor error en que podía incurrir: esperar impaciente al sueño.

Para superar la ansiedad de expectativa, el miedo a una noche insomne y demás síntomas se requiere de ayuda profesional. Cabe acotar que la Acupuntura, mediante una de sus funciones que es regular nuestro reloj biológico neuroendocrino, cumple con parte de la ayuda multidisciplinaria que necesita la persona para la restauración del sueño. (O)

MEDICINA INTEGRATIVA ORIENTAL

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