El tren… / Andrea Manjarrez Ocaña
Cuando te encuentras en esa encrucijada donde tienes una oportunidad nueva y debes dejar la normalidad de la cotidianidad para aventurarte en un mundo curioso, desconocido, pero que estás seguro que va en la dirección correcta, escoger entre pisar un madero firme pero avejentado o arriesgarse a saltar hacia adelante a uno hermoso, reluciente, brillante, que no luce deleble pero tampoco estable, que no muestra totales beneficios pero tampoco se siente desventajas visibles entonces porque no saltar y disfrutar de novedosas experiencias que me puede ofrecer una nueva oportunidad, porque no aprovechar y multiplicar recuerdos, toda vivencia sin importar su duración, puede durar días, meses, años, o quizá tan solo unos minutos te dejarán un sabor a satisfacción y aprendizaje inigualable que permitirá llenarte de fortaleza y madurez.
Recordemos siempre que recibir una sonrisa enriquece el corazón pero la bofetada emocional crea una coraza que salvaguarda ese corazón lleno de buenos sentimientos, que es necesario proteger a capa y espada, día a día recibes la luz necesaria para dibujar una sonrisa en el rostro y disfrutar de la oportunidad, en ocasiones la vida te da dos opciones donde debes escoger tan solo una de ellas, dos caminos, dos direcciones ¿Cómo saber cuál es el correcto?, es tarea difícil o más bien imposible todo es cuestión de decisión y criterio propio, y por supuesto las ganas de tomar riesgos, afrontarlos y atravesarlos triunfantes, es la misión cotidiana conservar energía y ostentar una pose vigorosa que demuestre la paz interior y la postura física corporal y facial, que expresa la felicidad de disfrutar cada oportunidad, laboral, educativa, social, cultural y personal, para no desperdiciar el aire que se respira, a fin de cuentas una sola vez pasa El tren… (O)