Elección sin términos medios
Por primera vez, desde el retorno a la democracia, en 1979, las elecciones presidenciales de la primera vuelta tienen a dos candidatos que concentran cerca del 90% de los votos válidos, como si fuera la final de la segunda vuelta. En otras elecciones, los dos más opcionados no solían aglutinar más del 60% de la votación válida, de tal manera que había espacio suficiente para una tercera opción. En las elecciones de 1979, de primera vuelta, ganó Roldós, Sixto quedó segundo y muy cerca, en tercer lugar, Raúl Clemente Huerta.
El 2025 o es Noboa o es Luisa. Los demás aspirantes a la presidencia están en el fondo del abismo con porcentajes bajísimos de 1% y, en el mejor de los casos, de 2,5%. Noboa necesita de 4% para ganar en primera vuelta con más de 50%, dado que está bordeando 47% de la votación válida.
El debate presidencial es un espacio en el que no deberían participar los aspirantes con menos de 1%. Es inconcebible que tengan o oportunidad de enfrentar, en igualdad de condiciones, a quienes tienen cuarenta veces más apoyo popular. En las elecciones primarias estadounidenses no pueden participar en debates quienes tienen un apoyo ínfimo. Requieren pasar un umbral mínimo para tener derecho a discutir con los mejor posicionados. Y en las elecciones generales ningún otro que no haya ganado las primarias de los demócratas y republicanos puede presentarse a debatir con los dos finalistas. Hubo más candidatos en las recientes elecciones de Estados Unidos, pero sólo debatieron Trump y Harris.
La conformación de la próxima asamblea estará determinada por la polarización presidencial. Se estima que no menos de 120 curules se repartirán los candidatos de Noboa y de Luisa. En la mayoría de circunscripciones podrían llevarse 2 y 2 o 2 y 1. Las minorías, a pesar del método Webster, tendrán menos espacio que en otras elecciones.