Empieza la fiesta / Esteban Torres Cobo
Hoy empieza oficialmente la fiesta global del fútbol. Afortunadamente, estamos invitados y tendremos el gran honor de abrir el baile con la primera pieza. A ojos de todo el mundo y con un equipo que no le pide favor al anfitrión, Catar. Como es normal, las críticas no han cesado por la realidad del lugar donde se llavará a cabo el Mundial, especialmente por la práctica de derechos humanos y ciertas restricciones propias de países árabes. La polémica ha llegado hasta a la prohibición del consumo de cerveza. En fin, como si no imagináramos que algo así iba a suceder desde que se estableció que Catar albergaría el Mundial del 2022.
Ya es tarde para la crítica y la controversia. Empieza el fútbol y el encuentro amistoso de naciones más curioso desde los Juegos Olímpicos, de origen griego hace muchos años. Es que el deporte sin duda une a países y a regiones y su efecto catalizador de felicidad y tristeza es eminente. Es el deporte rey. El más popular y el que más intereses, entre ellos de dinero, mueve y explota.
Será también el último mundial de grandes estrellas como Ronaldo y Messi, a los que muchos sonamos con ver en la final librando el último gran duelo de sus vidas. Y el juego de la constancia, la suerte y la garra. Por eso, más allá de predicciones nadie sabe a ciencia cierta quién ganará. Así es el Mundial y tenemos la suerte de verlo cada 4 años. Las actividades van a medio gas por los múltiples partidos de cada día. El trabajo baja a medio gas porque cualquier partido es bueno y ninguno aburre. El mundo retomará sus funciones cuando acabe el Mundial y empezará nuevamente la sequía de esperar cuatro años más.