En cabeza ajena / Fabricio Dávila Espinoza

Columnistas, Opinión

El nuevo coronavirus (COVID-19) continúa siendo una amenaza para la salud en todo el mundo. Aun así, nadie escarmienta en cabeza ajena.

Este refrán explica la peligrosa necedad de no aprender de la experiencia de los demás. Hans Kluge, director de la Organización Mundial de la Salud en Europa aseguró, hace pocos días, que el crecimiento exponencial de casos de COVID-19 en esta parte del mundo, obliga a los gobiernos a imponer medidas de restricción para frenar la pandemia: “El virus no ha cambiado; no se ha vuelto ni más ni menos peligroso”.  Todo sigue como al inicio.

Desde que se desató la pandemia, varios modelos matemáticos han realizado proyecciones sobre el número de infectados, la fecha probable del pico, la estimación de ciudadanos que requerirán ingreso en las unidades de cuidados intensivos y el número de fallecidos. Esta información debería ayudar a las autoridades a construir planes de contingencia para reducir el impacto en la población.

Los modelos epidemiológicos construidos con bases científicas traen proyecciones probabilísticas poco alentadoras para los próximos meses. Entre otras cosas, las políticas de relajación en varios países podrían impulsar que, para enero de 2021, el índice de mortalidad alcance niveles superiores a los que se registraron entre abril y mayo de este año. Kluge citó modelos en los que se indica que, si el 95% de las personas usan mascarilla y se aplican el control estricto de aglomeraciones, en Europa se podría evitar unas 280.000 muertes para febrero. Los gobiernos y sus ciudadanos deberían ser más rigurosos en sus intentos de controlar la pandemia.

En el caso ecuatoriano, las disposiciones son un amasijo de aparente dureza, flexibilidad e indiferencia. El Comité de Operaciones de Emergencia nacional realizó un exhorto a los municipios para que cierren los cementerios durante el feriado del día de los difuntos. La mayoría aceptó la sugerencia. Pero, al mismo tiempo se autoriza la reapertura de bares, karaokes, discotecas y centros de tolerancia. Difícil saber dónde habrá menos riesgo de contagio.


Europa vive la segunda ola de la pandemia con nuevos confinamientos y toques de queda. Las agremiaciones de la salud ecuatoriana piden suspender el feriado y restringir las aglomeraciones. Como no se escarmienta en cabeza ajena, habrá que esperar una segunda ola en nuestro país, aunque todavía no terminamos de superar la primera.

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