Enfermizo y escuálido / Kléver Silva Zaldumbide
Hoy la acción de la acupuntura sobre la inmunidad y el reforzamiento de las defensas del organismo están fuera de toda duda y sus mecanismos de acción se van precisando constantemente. Y podemos confirmar que la acupuntura y la moxibustión chinas actúan con efecto antiinflamatorio con acción sobre neuromediadores, substancias endógenas morfinomiméticas aumentando las tasas plasmáticas de substancias opioides como encefalinas y endorfinas, acciones sobre la inmunidad tisular, humoral, acción neuroendrócrina y sobre el interferón, acción antitóxica y acción antialérgica. Aumento del poder bactericida leucocitario, aumento de la capacidad fagocitaria, aumento de la movilidad de macrófagos y neutrófilos, aumento de la tasa de transformación de linfoblastos, activación de Células NK, aumento de las fracciones del complemento. Aumento modulatorio del número de leucocitos e inmunoglobulinas. Aumento de la tasa de anticuerpos, inmunoglobulinas, beta globulinas, gamma globulinas, IgA, IgG, IgM, aumento de la tasa de opsonina, aumento de la actividad opsoninocitofágica, aumento de las tasas de aglutininas y hemolisinas. Aumento de linfocitos T y B.
Por tanto, es concluyentemente que la Acupuntura posee una acción fundamentalmente reguladora. Los puntos en sujetos normales pueden no tener un efecto demasiado evidente, pero, si se inserta en enfermos, este efecto es mucho más intenso. Esto se corrobora también en algunos trabajos como por ejemplo los citados sobre los linfocitos B y T con moxibustión del 4JM donde la acción solo se evidencia en pacientes inmunodeprimidos, pero no en sanos.
De acuerdo a los fundamentos de la Medicina Tradicional Oriental, tiene trascendental importancia la distinción personalizada de las enfermedades, es decir, que siendo el individuo “único”, también su enfermedad es “única” en lo que se refiere a las características personales que adquiere, es decir que la enfermedad será parecida pero no igual en todos los individuos. En la Medicina China, existe una clasificación integral diferente al ángulo de vista convencional. Las personas que responden a la falta de buena competencia inmunológica y son enfermizos tienen debilidad energética pulmonar, del intestino grueso y sus meridianos correspondientes, pero también presentan diversos problemas que están asociados a este eje funcional. Generalmente son pacientes delgados, pequeños, pálidos, faltos de apetito. Sus manos son largas con uñas quebradizas, mala calidad de piel, pelo desprendible, manos y pies fríos. En la adolescencia son los que con mayor frecuencia tienen acné.
Suelen ser nerviosos, de “sudoración fácil” con poco ejercicio o transpiran espontáneamente, en especial la noche, son gruñones, intolerantes, distraídos, inquietos e indecisos, de humor triste, pesimistas y melancólicos. De manera que encontraremos una clara tendencia a desarrollar cuadros infecciosos: gripes frecuentes, bronquitis, laringitis, sinusitis, rinitis o procesos bronquiales asmatiformes a repetición. Pueden tener eczemas, urticaria, hiperreacción a las picaduras de insectos desde la primera infancia, micosis, etc. Por su fragilidad linfática aparecen con frecuencia adenitis. Su incompetencia inmunológica hace que posean un componente alérgico y una vulnerabilidad a los agentes climáticos, atmosféricos (frío, ceniza volcánica, lana, polen, polvo, etc.), a ciertos alimentos, etc. Cuando estas características son muy marcadas, la vida puede llegar a transformarse en un peregrinaje de médico en médico para paliar los diversos problemas de salud y que comprometen aún más su precaria situación energética. (O)
Medicina integrativa oriental