Entre deportaciones y más comercio
Las deportaciones de ecuatorianos desde Estados Unidos no comenzaron en enero de este año. Antes, cada año, ya había deportaciones de nacionales. Lo que ha llamado la atención el 2025 es lo que han relatado los deportados en los medios de comunicación que llegaron al Ecuador, en estos días, sobre el hecho de haber sido trasladados esposados de manos y piernas en aviones, independientemente que sean menores, mayores de la tercera edad, trabajadores honestos o personas con antecedentes penales.
El objetivo de la orden ejecutiva del presidente Trump era, en principio, la deportación de extranjeros, entre ellos, ecuatorianos con antecedentes criminales. Sin embargo, parece que los funcionarios migratorios están aprovechando la decisión presidencial para retener y deportar a personas sin antecedentes penales cuya permanencia sea considerada irregular, por no contar ni siquiera con permiso de trabajo.
Si la deportación deja de ser selectiva y se generaliza a toda persona que trabaja honestamente y envía recursos a su familia en Ecuador, se comete una injusticia con los deportados y se perjudica al Ecuador, al privarle de las remesas con las cuales se mueve la economía del país. Y algo más. También se perjudica Estados Unidos al perder mano de obra única y exclusiva para tareas que los trabajadores estadounidenses no realizan.
De restringirse las deportaciones a quienes tienen antecedentes criminales y a aquellos que están en el paso de frontera, no habría problema. Ojalá la orden ejecutiva de Trump se circunscriba a estas personas.
Por lo demás, con el gobierno republicano podrían abrirse oportunidades para que el Ecuador alcance un acuerdo de comercio pleno con Estados Unidos, país con el cual se tiene una balanza comercial positiva, al venderle más productos ecuatorianos de los que se le compra. La buena relación del presidente Noboa con el actual mando político estadounidense, constituye una señal sobre las posibilidades del libre comercio entre los dos países. (O)