Estragos por las lluvias

Columnistas, Opinión

En el 2024 la sequía, considerada la peor de los últimos 60 años, nos cogió desprevenidos en unos casos; en otros, derivó en una severa crisis eléctrica, provocando pérdidas económicas millonarias. En estos días, las intensas lluvias están causando cuantiosos daños en todo el país, debido a que no se cuenta con una infraestructura vial capaz de aguantar los estragos. Ríos desbordados, decenas de familias damnificadas, inundaciones, puentes destruidos, perjuicio económico, son las consecuencias del invierno destructor. En ciudades de la Costa, la gente camina con el agua hasta la cintura, en especial en los barrios suburbanos. Y ni se diga en el campo costero pérdidas millonarias, no ha sido la excepción la vía Baños – Puyo que como siempre existen deslizamientos de la montaña, derrumbes poniendo en riesgo a los vehículos y transeúntes.

La situación empeora por la falta de mantenimiento. Cunetas y bordillos están llenos de malezas, además de lodo, piedras que las alcantarillas no pueden evacuar. En estas condiciones, las lluvias fluyen por la calzada deteriorada por graduales y hundimientos a causa de fallas geológicas. Los efectos negativos del invierno en la Sierra ecuatoriana ya empezaron a reflejarse en los mercados donde tanto comerciantes como consumidores han notado un incremento en los precios de las legumbres y hortalizas por la dificultad en el transporte lo que retrasa la llegada de estos productos a los mercados.

La Pachamama no perdona. El cambio climático. A pesar de las constantes sequías en verano y las lluvias extremas en invierno que arrasan con cultivos, viviendas y carreteras, todavía no logramos entender la gravedad del problema. Estos desastres no son simples eventos aislados, sino el resultado de décadas de descuido ambiental y la falta de políticas eficaces para frenar los efectos del cambio del clima. Aquí en nuestra ciudad de Ambato los cambios son constantes, con las consecuencias de que nos enfermamos con gastos médicos y de farmacia. No es suficiente hablar sobre el cambio climático en la radio y Tv y prometer acciones. Es necesario que actuemos de manera inmediata y efectiva: desde planificar ciudades más sostenibles, conservar nuestros ecosistemas, reducir las emisiones contaminantes y enseñar a las nuevas generaciones sobre la importancia de cuidar el medio ambiente. Caso contrario de nada nos servirá seguirnos  quejando. (O)

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