Expulsión de embajadora / Editorial
De una vez por todas el Ecuador pone claras sus cartas frente a la tiranía chavista de Venezuela liderada por Nicolás Maduro. Con la expulsión de la embajadora llanera de nuestro país, a raíz de las declaraciones del funcionario Jorge Rodríguez, se culmina una relación que nunca cuajó del todo desde que Lenín Moreno asumió el mandato.
Es que la posición de Rafael Correa y su gabinete fue deleznable frente a lo que sucedió y sigue sucediendo en Venezuela. Nunca una crítica y siempre todo el apoyo a nivel nacional e internacional. Mientras todos los demás países del mundo condenaban enfáticamente a su gobierno -salvo terribles excepciones como Rusia, Bielorrusia o Bolivia- el gobierno correísta nunca se apartó del delfín de Chávez.
La crisis humanitaria ya no resiste más bajo la narcodictadura que secuestró el país. Día a día miles de venezolanos siguen saliendo de sus fronteras para buscar oportunidades en Colombia, Ecuador o Perú. Sus condiciones de vida no son precisamente las mejores pero sin duda distan de la tragedia que le tocaría en su país natal.
Esta nueva decisión del gobierno ecuatoriano debe estar acompañada de una condena frontal internacional a Venezuela en todas las instancias posibles. Se debe terminar con la tibieza y el temor y se debe buscar una solución al conflicto social que allí se vive. (O)