Fe religiosa está intacta en las comunidades

Interculturalidad

Grupos de danza dieron el toque especial al homenaje a la Virgen. (Foto El Heraldo)

La Virgen de la Elevación es la patrona de Pilahuín y de la Diócesis de Ambato. Sus habitantes conservan firme su creencia en la Madre de Jesucristo. Le atribuyen milagros y protecciones.

El domingo anterior rindieron homenaje a la Virgen con un desfile. Danzantes, disfrazados, juegos pirotécnicos, bandas de pueblo y bailes se hicieron presentes en las calles y Parque Central de la parroquia.

Lorena Vargas, vocal del Gobierno Parroquial, mencionó que cada año agradecen los favores recibidos por su patrona. “Las bendiciones que ha extendido a nuestra gente es evidente. Gracias a ella tenemos todo en Pilahuín”, sostuvo.

En los programas organizados en homenaje a la Virgen de la Elevación participó Carlos Lizano. “Le agradezco a ella por todo lo que tengo. En mi hogar existe felicidad y mi madre recuperó su salud. Ante ello es un placer estar en los eventos por la Virgen”, dijo.

La última década del siglo XVII fue de sequía en los campos del norte de la Real Audiencia de Quito, situación agravada por un terremoto que destruyó Latacunga en 1692, y que se repitió en 1698, causando graves daños en Latacunga, Ambato y Riobamba. Junto a esta situación se produjo una maligna peste de viruelas.

Aún así, las actividades productivas y comerciales eran grandes, según registros. Sebastián de Soria vecino de Tumbaco, por el año de 1695 decide enviar a un indio criado suyo, Juan Chacarín, buen cristiano y devoto a los mercados del sur en búsqueda de provisiones por el camino que bordea las faldas del Carihuayrazo (5.106 metros) en Chiquicahua de Pilahuín.

Cuando regresa el indio de su viaje, durante la noche del 12 al 13 de noviembre, agotado por el viaje, decide descansar bajo una inmensa piedra en Chiquicahua, como lo hacían todos los viajeros que utilizaban esta vía. Bajo un sueño profundo, una voz lo despierta y en medio de una gran luz, una noble señora amablemente le sonríe.

Ella viste túnica con bordados de oro y se arrebuja en un manto sembrado de estrellas y flores, lleva corona de reina y deslumbrantes rayos forman su respaldo, sus pies descansan sobre la luna brillante que a su vez es soportada en un ángel que abre sus brazos y alas, en una de sus manos trae la señora un hermoso niño, y en la otra una roca, una azucena, una manzana, unas disciplinas y un diminuto templo.

Inmovilizado por el estupor, Juan oyó que la señora le hablaba: ¡Hijo mío! soy María, Virgen sin mancha, soy la guardiana de estos pueblos y es mi deseo que vayas al padre cura y le digas que intervine ante el Señor y he conseguido el perdón; cesarán la peste, hambre, temblores y más castigos, pero es necesario que se haga penitencia para alcanzar la misericordia…

Es mi voluntad que se pinte una imagen que me represente y que se levante un templo en el que seré la esperanza de cuántos a mí acudan… La enmienda es indispensable; si continúan las ofensas a Dios, el Señor ha resuelto castigar los pecados de estos pueblos con el castigo más terrible…el flagelo del terremoto.

La gran aparición de Nuestra Señora de la Elevación al indígena Juan Chacarín fue al amanecer del día domingo 13 de noviembre de 1695. El indio busca al sacerdote Fray Francisco Araujo párroco de Santa Rosa, para darle el mensaje, pero este no da importancia a las palabras de Chacarín. Tres años después sobrevino el terremoto, el 20 de junio de 1.698, casas y templos se desploman y la población es presa del mayor espanto.

Más tarde, bajo la dirección del Fray Francisco, con el relato minucioso del indígena y con la colaboración de don Sebastián de Soria, se pinta la imagen de la Madre de Dios, desde ahí nació el cariño a la virgen guardiana, recoge la historia. (I)

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